Desde el inicio de las Guerras de Independencia aquel 10 de octubre de 1868 el pueblo cubano atravesó un largo proceso de lucha hasta alcanzar la verdadera soberanía el 1 de enero de 1959 con el triunfo revolucionario.
Tras una sangrienta etapa en la que miles de cubanos perdieron la vida, primero en el enfrentamiento al dominio colonial español y posteriormente a la injerencia norteamericana amparada por gobiernos títeres de turno, Cuba logró su emancipación definitiva.
Aquella histórica fecha, inscribió a Carlos Manuel de Céspedes como digno ejemplo a los cubanos. A pesar de su procedencia adinerada, fue capaz de liberar a sus esclavos, en la finca “La Demajagua” al mediodía de aquel histórico día e invitarlos a sumarse a la lucha por la independencia de Cuba; no en vano es reconocido por la historia como el Padre de la Patria.
El 12 de abril de 1869 Céspedes se convirtió en el primer presidente de la República de Cuba en Armas.
La historia recoge que en mayo de 1870, cuando el capitán general de la Isla, Caballero de Rodas, le envió un mensaje comunicándole que su hijo menor, Oscar, había sido capturado y condenado a muerte, por lo que le proponía ofrecerle la vida del joven a cambio de un arreglo personal, cuyas bases se discutirían posteriormente, la respuesta de Céspedes fue tajante: Oscar no es mi único hijo, soy el padre de todos los cubanos que han muerto por la Revolución
La Guerra de los 10 años, marcó un precedente, al que históricas batallas le sucedieron: la Guerra del 95, la lucha estudiantil universitaria, la clandestinidad, la lucha armada en la Sierra Maestra, episodios todos que demuestran la valía del pueblo cubano.
A 151 años del inicio de las guerras de independencia, cubanas y cubanos asumimos con total firmeza el legado de Carlos Manuel de Céspedes y decidimos defender nuestro destino, herencia de todos los que lucharon por este presente que nos pertenece.