Aramillo, arte y tradición en la capital de Mayabeque

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Hace más de 4 décadas que admiro a Lázaro Aramillo, quien desde joven decidió enrumbar su vida hacia el arte danzario.

Además de respetarlo por ser un vecino ejemplar, considero que sulabor como instructor de danza es excepcional. Serio, trabajador y perseverante en su empeño de enseñar, es reconocido por todos en supueblo San José de las Lajas.

Merecedor de innumerables galardones por la preparación de las bandasde casino, en el año 2009 logró el Premio Nacional en el Festivaldedicado a este baile colectivo.

Varias generaciones de lajeros aprendieron a bailar con Aramillo quiencon paciencia y esmero dedicó largas horas a la práctica del danzón,el chachachá, la rumba, el guaguancó, y muchas otras disciplinas de ladanza.

Al decir de sus alumnos: “hasta una piedra se mueve con Aramillo”. En sus largas sesiones de clases en la Casa de Cultura “Genaro de laRosa” de la capital de Mayabeque los aficionados aprendieron, además,a ser puntuales, respetuosos y disciplinados. Todo gracias a laeducación que recibieron con este creador de tradiciones.

El grupo “Sabor Latino” que formó Aramillo es ejemplo del artecomunitario y ha representado al municipio en regiones dentro y fuerade Cuba.

Estos muchachos son merecedores del reconocimiento popular por laarmonía y coordinación en los movimientos, por la excelentedramatización de los números presentados, por el gran colorido de lostrajes que usan y especialmente porque demuestran que se esfuerzanpara que la representación –que es baile y teatro a la vez- quede a laaltura de su guía e inspirador.

En la obra de Lázaro Aramillo se mezcla la cultura y el humanismo, es sin duda alguna, la defensa de los valores artísticos de una comunidad y eso vale la pena reconocerlo no solo en cada 18 de febrero, Día del Instructor de arte, sino en cada jornada de creación de este maestro de tradiciones.

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