Sorprende por estos días una alegría contagiosa, el entusiasmo juvenil de quienes no dieron paso a la derrota y multiplicaron empeño para vencer las adversidades de estos tiempos difíciles y optaron por el estudio de diversas carreras para formarse como profesionales. Las redes sociales se vuelven entonces, el espacio ideal para compartir tanta dicha.
Por estos días se gradúan miles universitarios en Cuba; jóvenes llenos de saberes y sueños, dispuestos, a como se dice en buen cubano, comerse el mundo. Familias orgullosas llenan sus perfiles de fotografías que inmortalizan ese momento único en la vida de un estudiante, saltan a la vista emociones de todo tipo y lágrimas de alegría estampadas en más de una imagen, de esas, que sin dudas, dicen más que mil palabras.
De ese júbilo se imbuyen amigos, profesores e incluso desconocidos, quienes a través de la magia de internet tienen acceso para compartir este momento, capaz de transportar, incluso a los más viejos, a esa etapa vivida, y permite disfrutar a la par de otros, el reto cumplido, quizás incluso, deseo frustrado para algunos.
Y pese a los tiempos difíciles, a la separación de tantas familias cubanas, por la emigración, en la que muchos jóvenes han decidido enrumbar su camino hacia otros países para labrar un futuro diferente, es imposible no sentir la positiva vibra de quienes desde estos lares no renuncian a sus sueños y con quienes definitivamente hay que contar para construir la Cuba de los nuevos tiempos.
Ante la alegría de tantos graduados, títulos de oro, filósofos locos, jóvenes desafiantes con tanto carisma, seriedad, ante tanta manifestación linda de festejos por alcanzar la cima en la etapa estudiantil, es imposible dejar de creer que un futuro mejor es posible porque contamos con mentes y corazones jóvenes para lograrlo.