Cubanas y cubanos heredamos una rica historia de impresionantes capítulos reveladores de la formación solidaria de nuestro pueblo. Incontables son las batallas que develan este valor intrínseco de los nacidos en Cuba, orgullo de las generaciones actuales y de las que nos precedieron.
De manifiesto también por estos días ese espíritu entre nuestros coterráneos en toda la Isla, en la que hoy se trabaja en la recuperación tras el paso del huracán Irma por estas tierras. Miles de manos recogen los escombros, fruto de los destrozos dejados por ese meteoro en la isla y otras tantas ayudan a reconstruir viviendas, escuelas y otros escenarios dañados por los fuertes vientos de este huracán.
Es de esperar la actitud de hermandad entre los familiares, vecinos, amigos o conocidos, a los que el deber de ayudar y compartir lo que se tiene llama a su puerta en situaciones como las recientemente vividas en la isla, oportunidad donde los lugareños resguardaron en sitios seguros a sus coterráneos con la misma disposición que hoy le colaboran para recuperar lo perdido.
De esta voluntad que caracteriza a los cubanos son testigos muchas personas en el mundo donde nuestros galenos, constructores y maestros, llevan hasta los más intrincados rincones salud, amor y nuevas esperanzas.