¡Y es tan apuesto el presidente!

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No acostumbro a escuchar conversaciones ajenas, pero ayer, fue inevitable oír el diálogo de dos mujeres, (ambas desde mi mirada con más de 70 años), que animadamente conversaban, y había tanta efusividad en sus palabras, que sí, tuve que ver con más precisión sus rostros.

Una le decía a la otra que estaba contenta porque veía a Díaz-Canel en todas partes de Cuba, y aseguraba no perderse el noticiero, porque a ella le gustaba estar al día.

La otra, asentía y le argumentaba, que también desde que se despertaba escuchaba radio reloj, y que tenía programas de radio Camoa que no se perdía. En cuanto al presidente cubano dijo, como la abuela que califica a su nieto: “ese muchacho, desde que estaba en Villa Clara se veía que era de buena madera”.

Ambas no dejaron de hablar un minuto, y mientras el ómnibus que compartíamos seguía camino a San José de las Lajas, ellas, en total desafío con los años, aseguraban que habían aprendido mucho en la Universidad del Adulto Mayor, que allí habían aprendido a no ser viejas, solo adultas con mucha experiencia.

Más de una vez me hice partícipe de sus sonrisas, porque eso vi en ellas, no dejaron de sonreir, y otra vez volvieron al tema del presidente. Comentaban las noticias que habían visto, las de la visita a Cienfuegos, , la más reciente a Pinar del Río, “y lo más bonito, con el pueblo, hablando de tú a tú, compartiendo los problemas”.

Hablaron de un sin número de anécdotas que habían escuchado sobre el mandatario cubano, y disfrutaban repitiendo esas pequeñas e inmensas hazañas que hacen las personas de bien, esas que van desde un estrechón de manos, la escucha a cualquier persona que le habla, la crítica oportuna, el análisis compartido.

Yo lo adoro, decía una. Yo veo en él a Fidel le acotaba la otra. Va muy bien, así es como se hacen las cosas. Se ve que es muy preocupado, argumentaba una y la otra no quedaba atrás Y se ve inteligente, muy capaz. Así estuvieron alegando razones y argumentos que responden a la admiración que ambas sienten por el presidente de Cuba.

Pero hubo una frase que me estremeció, porque al instante me hizo recordar mi primera entrevista y a mi primera entrevistada. Una de aquellas adultas mayores como para sellar la conversación dijo: El presidente cubano es todo eso, muy revolucionario, trabajador y además, es muy apuesto.

Hace más de tres décadas, cuando era estudiante, entrevisté a Gloria Cuadras, una santiaguera auténtica, luchadora de la clandestinidad, periodista, con una historia inmensa. En aquella ocasión me comentaba sobre el juicio del Moncada, su interés en entrar a aquella sala donde estarían los jóvenes asaltantes y la impertinencia de un oficial de la dictadura, que le reprochaba por qué ella tenía tanto interés en saber de Fidel. A lo que me dijo respondió: porque es un patriota, porque es muy valiente, y además, porque es muy galante.

A la vuelta de la historia, en esos sucesos que pueblan cada día, en las razones que asisten a cubanas y cubanos para construir el destino de la mayor de las Antillas, va esa mirada desenfadada de dos mujeres de la tercera edad, que saben de esa tamaña belleza que fraguan las buenas acciones, va también la confianza en el estado que protege y estimula sea cada vez mayor la esperanza de vida.

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