Cuando en la década de los años 80 del pasado siglo en Cuba se reportaban los primeros casos de VIH SIDA surgió como una especie de horror entre la población.
Contraer la enfermedad suponía una clara sentencia de muerte porque se trata de un mal que debilita el sistema inmunitario y abre brechas a los virus, hongos y bacterias que provocan los más diversos padecimientos.
Sin embargo, al paso del tiempo el escenario es bien diferente gracias a los extraordinarios avances científicos aplicados en la Atención Primaria de Salud y en las Instituciones dedicadas especialmente al estudio de la enfermedad.
Hoy el derecho a la salud es como un regalo que proporciona el Estado a los pacientes para garantizarles vivir más y mejor, en un contexto de respeto, comprensión y amor.
En San José de las Lajas, por ejemplo, más de un centenar de personas aquejadas con el Virus de Inmunodeficiencia Humana tienen acceso gratuito a los tratamientos antirretrovirales.
En la farmacia principal de la capital de Mayabeque jamás faltan esos medicamentos que antes únicamente podían adquirirse en la capital. De ahí que aproximar el servicio al territorio puso fin a los obstáculos que atentaban contra la sistematicidad y eficacia de las terapias.
El doctor René Rodríguez Feo Cou, Máster en Enfermedades Infecciosas y Coordinador del Programa de Atención a los Pacientes que viven con VIH (PVV), en Mayabeque, precisó que en la provincia poco más de 500 pacientes pueden dar fe de esos y otros beneficios.
También subrayó el hecho de mantener en cero la transmisión vertical del VIH de madre a hijo. Así lo evidencian diez menores que están sanos y cuyos padres padecen la efermedad.
El especialista apuntaba que aunque se ha reducido exponencialmente la incidencia del virus, todavía siguen registrándose nuevos casos, cinco hasta el cierre del pirmer trimestre de 2017.
En un mundo desigual todavía con más de 36 millones de enfermos, Cuba es un ejemplo en la erradicación del VIH y en la labor de prevención y control. Nada se escatima, ni recursos humanos ni financieros para llegar a cero.
Así es como se va dibujando en Cuba un futuro más promisorio para quienes viven con un mal que puede evitarse desde la conducta responsable.
Nadie le teme aquí al SIDA por todas esas garantías de la Salud Pública cubana. Pero ojo, se sigue trabajando en pos de la conciencia individual porque no solo se trata de vivir, sino de hacerlo con calidad.