Vilma: fragua de valores, aroma,  montaña y  amor

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Con amable sonrisa y talento humano solía dirigirse a los demás conquistando multitudes con sus ademanes delicados  y austeros  legítimamente matizados por la decisión y el orgullo de pertenecer a esta isla caribeña, así era Vilma Espín,  quien  participó activamente como miembro del Movimiento 26 de julio, sumándose en 1958  al Ejército Rebelde, donde se destacó en la coordinación de la lucha clandestina  en el II Frente Oriental Frank País.

Fue a México para entrevistarse con Fidel Castro y recibir órdenes y mensajes para la preparación del alzamiento rebelde en contra del gobierno de Batista. En ese viaje conoció a Raúl Castro, con quien se casaría después del triunfo de la Revolución.

Frank País llegó a ser para ella un gran amigo pues entre ambos creció una gran empatía.Bajo su mando participó en el alzamiento de Santiago de Cuba el 30 de noviembre de 1956, como apoyo a los expedicionarios del Granma, preparando su desembarco.

Miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, desde 1965 hasta su muerte se encargó de la organización de la Federación de Mujeres Cubanas.

A Vilma le fluían las palabras como palomas blancas  en vuelo símbolo de pureza y aliento   para posarse con exquisita elegancia y sabiduría  en el entendimiento y la conciencia de las féminas que dirigió durante tantos años.

Nos enseñó el valor de nuestros esfuerzos,  el lugar que corresponde a la mujer dentro de la sociedad por derecho propio y alentó la capacidad de ser  madres,  trabajadoras y amas de casa.

Demostró que el solo hecho de ser cubanas nos hacía diferentes  pues nos distinguía un legado de libertar y austeridad heredado de generaciones anteriores uniformadas con traje mambí que más  tarde se trasformó en verde olivo, convirtiendo el machete en fusil, arma  que empuñaban con el detonador: soberanía absoluta, igualdad.

Nos enseñó el arte de ser felices, pues para lograrlo no se requería de grandes recursos solo disfrutar con el quehacer cotidiano  y la satisfacción de cumplir a cabalidad y con esmero cualquier tarea encomendada.

Así era Vila Espín la eterna presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas,  guía de juventudes, faro que vislumbra el futuro, fragua de valores,aroma,   montaña, amor.

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