Todavía los pasillos de la universidad de Santiago de Cuba recuerdan el andar agitado de aquella muchacha inquieta. Su pasión por los humildes y su entereza en pensamiento por las causas de la libertad se hicieron eco en toda ella.
Vilma Espín Guillois, ejemplo de fidelidad y entrega a la causa dijo “Amo de esta forma, no se amar de otra manera”. Quería estudiar derecho, llenaba sus sueños de amapolas silvestres en las ansias emancipadoras de la libertad, en los peligros de la clandestinidad como heroína del Moncada que puso lo más alto de valentía y coraje en el mismo corazón de la Sierra Maestra.
Con el triunfo de la Revolución formó filas de vanguardia en los corazones del pueblo constituyendo la Federación de Mujeres Cubanas de la que fue su presidenta y condujo a un destacado lugar la participación de la mujer en todos los frentes.
Quien tuvo la oportunidad de conocer o escuchar hablar a la Heroína de la República de Cuba, probablemente lo primero que respetaría era su dulzura, el trato delicado y la sencillez, pero su consistencia, su capacidad conspirativa al dirigir la lucha clandestina en Oriente, su valentía en la guerra y los méritos en la paz, fueron claves de su gran carisma.
El legado de Vilma en la Sierra y en el llano sigue vivo entre las mujeres cubanas de hoy porque quien ama de esa forma no puede amar de otra manera.