En el cuarto mes del año trasciende la Fiesta de los pioneros y los jóvenes en la capital de Mayabeque, efeméride que certifica el protagonismo de los noveles en el quehacer dinámico y cambiante de nuestras comunidades.
Hace ya más de medio siglo, el 4 de Abril representa historia y tradición, activismo y frenesí, jolgorio y responsabilidad, para quienes son el relevo y el futuro.
San José de las Lajas, ciudad cabecera de una provincia en desarrollo, es escenario de la voluntad y el compromiso de los más jovencitos para impulsar la construcción de una sociedad nueva que propicie a sus habitantes mayor calidad de vida.
Con la certeza de que un granito de arena de cada uno de ellos hace una gran montaña, los pioneros realizan en sus centros de estudio y en sus hogares los autofocales para eliminar larvas de Aedes Aegypti, a fin de contribuir con la campaña antivectorial, una tarea esencial de todo el pueblo.
Ellos asisten al llamado para recoger escombros y desechos sólidos, chapean jardines, pintan, embellecen y sanean sus circunscripciones, junto al resto de la familia con entusiasmo y alegría, pero con una gran seriedad.
En tanto, los jóvenes universitarios de la localidad marchan dispuestos a la tarea de reforestación, emprenden largas jornadas de trabajo voluntario en la recogida de viandas y vegetales, entregan su sangre generosa para salvar vidas, marchan a otros países para ayudar a los más necesitados y son los guías en las manifestaciones para defender la sociedad socialista.
En esta nueva celebración del 4 de Abril a más de 50 años de creadas las organizaciones de pioneros y jóvenes, las voces se juntan para el convite del poeta que acertó cuando dijo “Venga la esperanza, pase por aquí. verde, roja o negra, pero con amor.