Es un día de concienciación en el que más de 60 países se unen en señal de esperanza, para las personas que viven con este padecimiento y por quienes tienen el riesgo de desarrollarlo.
El envejecimiento de la población, el sedentarismo y la obesidad, han multiplicado el número de diabéticos. Según las estimaciones, 422 millones de adultos en todo el mundo padecían esta enfermedad en 2014, frente a los 108 millones de 1980.
La prevalencia mundial normalizada por edades de la diabetes casi se ha duplicado desde entonces, pues ha pasado del 4,7 al 8,5 por ciento en la población adulta.
Ello supone también un incremento en los factores de riesgo conexos como el sobrepeso o la obesidad. También influyen ostensiblemente el envejecimiento de la población y los cambios en los estilos de vida.
La presencia de otras enfermedades como la hipertensión arterial, así como la historia familiar de diabetes, aumentan la probabilidad de desarrollar este padecimiento.
En algunos casos puede ser secundaria a alguna circunstancia concreta como el consumo de alcohol – sobre todo en el sexo masculino – y la utilización de algunos fármacos como corticoides, anti -inflamatorios, anticonceptivos en mujeres y enfermedades renales, por solo citar algunas. Vale la pena distinguir los dos tipos fundamentales de diabetes para diferenciar sus causas:
En la diabetes tipo 1, se consideran dos posibles mecanismos de enfermedad. Por un lado, la más frecuente suele ser la auto – inmune, es decir, las defensas del individuo destruyen progresivamente las células beta del páncreas que es donde se produce la insulina, y por tanto el paciente con este tipo de diabetes no produce insulina. De ahí que su tratamiento siempre tenga que ser con esta.
En la diabetes tipo 2, se produce una interacción entre una producción menor de insulina y una resistencia a ella en los tejidos del cuerpo.
El propio envejecimiento produce un descenso en la producción de insulina, también determinados fármacos y algunas enfermedades como la pancreatitis crónica así como la obesidad, que disminuye la capacidad de acción de la insulina por una mayor resistencia periférica debido a la grasa.
En la última década, la prevalencia de la diabetes ha aumentado más deprisa en los países de ingresos bajos y medianos que en los de ingresos altos. Controlar los factores de riesgo asociados a la diabetes mejora la esperanza de vida de los afectados.