Podemos cambiar el curso de la epidemia si todos entendemos el riesgo, si interiorizamos el peligro y asumimos con total adultez, disciplina y responsabilidad la misión que tenemos de salvar la vida.
Cada mañana, llega la información del doctor Francisco Durán García, Director Nacional de Epidemiología. Conferencia de Prensa que revela el comportamiento de la Covid19 en Cuba y el mundo. Las cifras de contagiados y fallecidos duelen. Son un puñetazo a todo el esfuerzo que hacen científicos, profesionales de la salud, el estado cubano por frenar la pandemia.
Las edades conmueven. Adultos mayores, personas relativamente jóvenes, jóvenes y lo más inquietante aún, los de edades pediátricas, esos que aún no saben de responsabilidad.
La Covid19 está marcando este siglo con la huella más letal. Desde su invisibilidad hace visible sus estragos. Los humanos, también están inscribiendo su impronta en esta época.
Están los que no descansan en la búsqueda constante de soluciones, los que perseveran en las vías para detener el maléfico virus, y están los otros, esos que desestiman las medidas dispuestas por la Salud Pública, que implican también consciencia.
“Haga cada uno su parte de deber, y nada puede vencernos” dijo el más universal de los cubanos, José Martí. De eso se trata de cerrar filas, de que ensamblen correctamente todos los eslabones, que cada quien cumpla con cuanto le corresponde, se trata de la unidad de acción imprescindible en toda obra humana.
Podemos cambiar el curso de la epidemia y no creo que sea preciso que cunda el pánico para ello, lo que debe habitar es la percepción del peligro a que estamos expuestos y la voluntad de asumir conductas responsables.
Está más que probado que si no se cumplen las medidas de aislamiento social, podríamos ir a un escenario crítico y de ello todos somos responsables. Los pronósticos a corto plazo de la epidemia de la COVID-19 en Cuba siguen siendo desfavorables.
No podemos ser ajenos a lo que ocurre, a la magnitud del problema que afrontamos, y mucho menos ingenuos. Salvemos la existencia. Protejamos a nuestra familia. Seamos disciplinados. Si multiplicamos el rigor en cada medida, si cada quien cumple con su deber, si obramos responsablemente, entonces podemos cambiar el curso de la pandemia.