Paulina Pedroso, una patriota cubana en el olvido (+fotos +audio)

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Paulina Pedroso

Su nacimiento se remonta a la Cuba colonial, específicamente al 10 de mayo de 1855. Su crianza como esclava doméstica del ingenio de los Hernández y Hernández, en Consolación del Sur, Pinar del Río, contribuyó a sembrar el sentimiento patriótico e independentista en una mujer a la que prácticamente no se menciona en la historia de la mayor de las Antillas. Pero, Paulina Pedroso, es de las imprescindibles.

Quienes la conocieron atestiguan la humildad de esa cubana que alcanzó su libertad al emigrar a finales de la década de 1870 hacia los Estados Unidos de América en compañía de sus amos explotadores. País donde logró la emancipación junto a su esposo Ruperto Pedroso, esclavo manumiso que sufrió en carne propia los horrores de la esclavitud.

El trabajo honrado fue una de sus virtudes, la entrega a los ideales revolucionarios también marcaron la vida de Paulina Hernández y Hernández, conocida históricamente como Paulina Pedroso. Una mujer que convirtió su hogar de Tampa en la casa de huéspedes donde se hospedaron numerosos emigrados cubanos y que sostuvo una estrecha y hermosa relación con el Héroe Nacional de Cuba, a quien quiso como su propio hijo, a pesar de la poca diferencia de edad entre ambos.

José Martí
José Martí

Fue Paulina quien cuidó a nuestro Apóstol cuando intentaron envenenarlo en un banquete ofrecido en su honor en Tampa, el 16 de diciembre de 1892. Junto al médico revolucionario cubano Miguel Barbarrosa ofreció atención y mimos a José Martí. Puso en práctica los conocimientos heredados de sus ancestros carabalíes acerca de la medicina verde y restauró sus funciones digestivas con el empleo de plantas medicinales.

Durante este tiempo, Paulina lo acogió en su residencia, se convirtió en su enfermera de cabecera y lo atendió con cariño de madre. Pero, bien sabe la historia que no solo quedó allí la ayuda brindada por Paulina al Maestro y a la causa independentista.

Cuando los miembros del Partido Revolucionario Cubano necesitaron dinero para la lucha por la soberanía de Cuba, Paulina y Ruperto hipotecaron su casa y le dieron el dinero a Martí, entregando así, el bien material de más alto valor en sus vidas.

Con ese hecho, quedó demostrado, una vez más, el amor inmenso de Ruperto y su esposa por su patria, las ansias de libertad y la confianza depositada en el Hombre de la Rosa Blanca.

Sin lugar a dudas fue inmenso el afecto que sintió Paulina por el más Universal de todos los Cubanos, sentimiento que puso en práctica cuando espías al servicio de la metrópolis española fueron en su búsqueda a la casa de huéspedes y su dueña, con desmedida valentía, negó su presencia al temer que le hicieran daño o lo asesinaran.

Los Pedroso quedaron devastados por la muerte de Martí en Dos Ríos, el 19 de mayo de 1895. Sumida en una profunda tristeza, Paulina publicó en un periódico de la época:

“Martí, te quise como madre, te reverencio como cubana, te idolatro como precursor de nuestra libertad, te lloro como mártir de la patria. Todos, negros y blancos, ricos o pobres, ilustrados o ignorantes te rendimos el culto de nuestro amor”.

Este hecho, evidenció, una vez más, el amor de madre que sintió Paulina Pedroso por el Maestro, sentimiento que lamentablemente hoy muchos desconocen y que constituye una hermosa página de nuestra historia.

El destino de Ruperto se desconoce a pesar de los esfuerzos de los historiadores. Sin embargo, está bien documentado el regreso de Paulina Pedroso a su añorada Cuba. Se sabe de su permanencia en La Habana, donde, casi ciega, sumida en la pobreza y el olvido, continuó amando los ideales de libertad y justicia social que compartió con José Martí.

El 21 de mayo de 1913 cerró sus ojos para siempre esta genuina revolucionaria que se llevó a su losa, su amada bandera cubana y la foto obsequiada por Martí, en cuya parte trasera el autor de La Edad de Oro dejó plasmado: “A Paulina, mi madre negra”.

Las razones son suficientes para rescatar la historia de una cubana que batalló por la igualdad y la independencia de su patria, una mujer que quiso a José Martí como un hijo y que, indudablemente, merece un sitio importante en nuestros corazones.

Paulina Pedroso y José Martí
Paulina Pedroso y José Martí

Documental sonoro La madre negra de Martí

 

Fotos tomadas de Internet (Portal José Martí, Telepinar y Revista Bohemia)

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1 COMENTARIO

  1. Interesante artículo que contribuye al rescate de lo que no debe ov¡lvidarse, la vida y obra de Paulina Pedroso, otra mujer que demuestra el potencial, la fuerza, y a la vez lo hermoso, de los valores que sustentan la historia de Cuba. La cita que se publicó trasciende el lazo afectivo personal de Paulina con Martí y sintetiza el impacto universal del apóstol, sin dudas para todos los tiempos. Lo que nos engrandece como cubanos, no debe olvidarse.
    Gracias Michael.

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