La ocasión propició el disfrute de los más pequeños de casa y también el de adultos que multiplican su felicidad al ver a los infantes divertirse a plenitud, cantar, bailar, actuar con esa gracia que distingue a los reparadores de sueños.
Ser parte de esa celebración a una le permite reflexionar sobre nuestra realidad, muy diferente a la de millones de niños en el mundo que viven bajo la guerra, son víctimas de conflictos, padecen enfermedades, son analfabetos, trabajan para ayudar al sustento de la familia y muchos mueren a temprana edad.
Desde el primero de enero de 1959 Cuba cuenta con uno de los principales logros, a su vez sueño de generaciones de cubanos que dieron su vida por la libertad: la garantía de una niñez sana y feliz, amparada por el Estado que prioriza su atención y desarrollo.
Para que prevalezca esta realidad es firme la voluntad del pueblo cubano de mantener cada conquista de la Revolución y nuestro sistema social. En ello va que la alegría exista y sean nuestros niños sus principales exponentes.
Este domingo, matizado por altas temperaturas, Sol radiante, truenos y algo de lluvia fue sin dudas un día especial, coloreado por la alegría de niños y niñas que viven en un país libre.