Vergonzosa e indignante resulta la noticia que ha circulado en las redes y en las calles de San José de las Lajas; la vil e inescrupulosa actitud de personas que privaron de la vida a perros para de manera engañosa vender su carne a los pobladores de esta ciudad.
Horrible tal acto, indignante, que muestra la falta de sensibilidad de los comisores de tal fechoría, apartados del respeto y consideración que merecen los animales.
Aunque Cuba cuenta con el Decreto Ley de Bienestar Animal aprobado en febrero del año 2021, que regula los principios, deberes, reglas y fines respecto al cuidado, la salud y la utilización de los animales, para garantizar su bienestar, todavía ese documento legislativo puede ser más agudo con quienes infringen lo establecido y atentan contra el bienestar animal.
Este Decreto en su capítulo 1, en las Disposiciones Generales, en su Artículo 1.1 expresa: 2. Se entiende por bienestar animal, el adecuado estado físico y mental de un animal en relación con las condiciones en las que vive y muere.
En su Artículo 3 precisa que entre los principios que rigen el bienestar animal está: c) no deben ser abandonados, ni sometidos al maltrato y acciones degradantes…
El desconocimiento de la ley no exonera a persona alguna de su responsabilidad, pero hay algo que ha de fomentarse desde la cuna y es el merecido respeto a cuánto nos rodea, es el instinto, el amor a los semejantes, la protección a los animales, al medio ambiente.
Recuerdo entonces a Arthur Schopenhauer, filósofo alemán, considerado entre los más brillantes del siglo XIX y de más importancia en la filosofía occidental y de él, una afirmación elemental: “La compasión por los animales está íntimamente asociada con la bondad del carácter y puede ser afirmado que el que es cruel con los animales no puede ser un buen hombre”.
Desde temprana edad ha de enseñarse en el hogar y la escuela las mejores actitudes que contribuyen a la formación de una buena persona, los valores existen lo que se necesita es apropiarse de ellos y ponerlos en práctica.
También es menester conocer nuestras leyes y no hacer caso omiso ante actitudes denigrantes, y no es que la situación esté “mala” y “hay que luchar el dinero a cómo sea”, hay infinitas maneras honradas de hacerlo, pero quien no tiene escrúpulos para privar de la vida a un animal es capaz de todo.
La indiferencia y el silencio nunca serán las vías para frenar acciones tan deplorables. Hechos como el que trasciende por estos días no deben repetirse, que obre la ley y a la vez se robustezca para que la vida sea más sana, la sensibilidad más nítida y el respeto y protección a los animales garanticen su bienestar.