Tal y como lo refiere la Convención sobre los Derechos del Niño, los pequeños tienen derecho a la vida, a la supervivencia, a vivir en familia y en condiciones de bienestar, a un sano desarrollo integral, a la protección de la salud y a la seguridad social, entre otros.
En ese empeño de garantizar armonía, felicidad y placer a nuestros pequeños, somos los adultos los únicos responsables.
Desafortunadamente, en los últimos días, las cifras de contagiados con la COVID-19 en edad pediátrica ha aumentado. Según un reporte del Ministerio de Salud Pública (MINSAP), durante la última semana más de 70 niños menores de un año se reportaron positivos al nuevo coronavirus en nuestro país. Entonces me pregunto, ¿qué está haciendo la familia para cuidar a los más pequeños de casa?¿Se cumplen en todos los hogares las medidas de aislamiento social para este grupo etário?
En algunos casos parece que no. A diario encuentro en las calles de la capital de Mayabeque a niños y niñas sin nasobuco, montando bicicleta, jugando a los escondidos. ¿Y los padres dónde están que permiten este comportamiento?¿Cuán exigentes son con las medidas higienico- sanitarias establecidas?
Vale también recordar que los niños y niñas no están de vacaciones, tienen un programa docente a cumplir que se verifica a través de las teleclases; por tanto, existen horas de estudio a completar en el resto del día.
El aislamiento en casa, en familia, favorece el intercambio entre todos los miembros y propicia realizar actividades útiles para el desarrollo cognoscitivo de los infantes.
Leer, dibujar, atender la zona verde de la casa, disfrutar de los juegos de mesa, complacerse con una buena película y conversar sobre temas de interés común, son algunas de las acciones a realizar en el hogar mientras dure el confinamiento.
Cuidar de la salud de los niños y niñas, evitar que se contagien con la COVID-19, es la mejor y más grande muestra de cariño que le podemos brindar. Propongámonos hoy mucha salud para la esperanza del mundo.