Recesan las actividades escolares. El nuevo coronavirus marca con su paso el peligro. La falta de percepción de riesgo aun habita en unos cuantos, entonces medidas atinadas prevén males mayores. Ahora, para la familia una mayúscula responsabilidad en esta etapa.
San José de las Lajas cierra temporalmente sus escuelas, una medida, a mi juicio, muy bien pensada por el Consejo de Defensa Municipal, teniendo en cuenta la prioridad que siempre ha dado el Estado Cubano a la salud de nuestros niños.
Hasta nuevo aviso los centros educacionales del territorio lajero estarán bajo custodia de sus maestros y trabajadores, preparándose para un nuevo comienzo, cuando la situación epidemiológica del municipio lo permita.
Las escuelas están cerradas pero el curso no se ha detenido pues los alumnos deberán seguir las teleclases del Canal Educativo, previstas en diferentes horarios para todas las enseñanzas y todas las materias.
Vuelve para los padres la responsabilidad de que sus hijos las visualicen y los acompañen en sus actividades para que cumpla sus objetivos y termine con calidad esta forma de aprendizaje, que da continuidad al proceso docente.
Es importante no perder de vista esta tarea, sobre todo en los más pequeños, que son dependientes aún del maestro presencial, y que necesitan de guía y apoyo.
Igual para los no tan pequeños, los padres deben velar y controlar el seguimiento de sus hijos a las teleclases y el cumplimiento de sus deberes escolares.
Receso no, continuidad de estudio desde casa
Esta no es una etapa de receso, sino de continuidad del proceso educativo, en el cual el Estado Cubano invierte recursos materiales y humanos para hacer posible el aprendizaje de nuestros hijos desde casa, con el principal objetivo de preservar su salud.
Pero vuelvo al tema inicial, las escuelas lajeras están cerradas temporalmente para cuidar la salud de los pequeños ante el considerable incremento de casos positivos a la Covid 19 en el territorio, y el peligro que esto significa para un posible contagio en los centros escolares.
Y en este punto quiero detenerme, porque la medida fue tomada para que nuestros niños permanezcan a buen resguardo en sus hogares, pero cumpliendo con sus deberes docentes a través de las teleclases.
En este sentido vuelven a desempeñar un importante papel los padres y la familia, que mucho han abogado por esta decisión.
Pero la medida, es para que los niños estén a buen resguardo en sus casas, y no jugando en las calles y parques, como muchas veces los vemos y hasta sin protección.
Es significativo en esta fase no confiarse pues el peligro puede estar donde quiera, incluso hasta en los más cercanos.
El juego es necesario para los niños, nadie lo pone en duda, pero con horarios limitados y la menor cantidad de niños posible y siempre con nasobuco.
Las medidas de higiene también ayudarán a la seguridad de su salud, lavarse las manos antes y después del juego, desinfectar juguetes y objetos de uso común, mantener la distancia e incentivar en ellos la percepción del riesgo, para evitar costumbres además de feas, tan peligrosas para el contagio, como llevarse las manos a la boca, los ojos y la nariz.
En fin, no descuidemos nuestro deber de padres, al que no nos enseña nadie, sino el corazón y nuestro amor por los hijos, ese mismo que nos deberá poner alertas ante el peligro y a salvo lo más preciado para nosotros: nuestros niños.