A sus 78 años de edad conserva el andar ligero, y va con prisa al llamado de su vecina Carmen, una octogenaria que conserva la vieja costumbre de tomar agua de tinaja y a quien Gonzalo gustosamente limpia la enorme vasija con marcada frecuencia
Veinte años de su vida laboral transcurrieron en la planta de asfalto ECOIG 5 de esta ciudad. Allí sus compañeros lo seleccionaron trabajador destacado por su esfuerzo y por la creación e innovación de piezas de repuesto que fueron premiadas en el Fórum Provincial de Ciencia y Técnica.
Notable fue además su participación en desfiles por el Primero de Mayo, marchas del pueblo combatiente y tribunas abiertas. Su constancia y tesón lo llevaron a ostentar en dos ocasiones la alta distinción de Vanguardia Nacional.
Aunque jubilado este laborioso y solidario ciudadano se mantiene activo siendo presidente del Comité de Defensa de la Revolución número cuatro de la circunscripción 12 del Consejo Popular Sur, cargo que desempeña con extrema responsabilidad brindando apoyo a la delegada de la zona en asambleas de rendición de cuentas y días de despachos a la población.
Gonzalo es padre de dos hijos y aunque aún no tiene nietos estos se le sobran a montones , pues niñas y niños del barrio lo llaman abuelo y lo invitan a empinar papalotes, a confeccionar láminas para la escuela y le piden ayuda para reparar, bicicletas y juguetes reclamo al que no se hace esperar, pues el ingenioso hombre siempre amoroso halla una solución a cada dificultad , poniendo de manifiesto su altruismo y cuantía humana.
Algo así como amigo del tiempo es este buen anciano, pues sabe programar sus horas de forma tal, que le quede espacio para complacer a todos con esa sonrisa confiada que le acompaña.
Para su vida una experiencia que también cuenta es la de ser miembro de la Cátedra del adulto mayor, donde de manera activa participa en actividades como cumpleaños colectivos y eventos deportivos. Para Gonzalo es muy significativo el resultado que obtuvo en el módulo de Abuelidad, en el cual sus notas fieron sobresalientes.
Sus buenas acciones constituyen oportunas lecciones que invitan a mejorarnos. Recuerdo cuando Rita, una abuelita entrada en años enfermó, este buen mortal le llevaba cocimientos de hojitas de naranja con manzanilla y yerba buena para calmar sus dolores. La mujer se saboreaba, le daba la gracias y le decía que esa era la mejor medicina que le podían dar porque a la pócima estaba añadida bondad y apego.
Así de cordial es Gonzalo García Peraza, su mayor mérito es la sencillez y su amor al prójimo. Cubano de corazón, manifiesta que en este archipiélago quiere dejar sus sueños y sus cenizas para ser esparcidas en el mar, bajo el cielo azul que ha servido de testigo a tantas proezas gloriosas protagonizadas por el ejército mambí y los rebeldes de la Sierra Maestra.
Gonzalo, mi vecino es de esas personas imprescindibles, la solidaridad que le distingue, esa manera cordial de tratar a los demás le hacen una persona querida y respetada, porque en él va mucha grandeza, esa que habita en quien se sabe bueno.