La Covid19, el miedo y las transgresiones

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foto tomada de periódico Trabajadores

La Covid estropea la vida y digo estropea, porque realmente deja en mal estado. Cualquier cantidad de sinónimos no dan abasto para definir la fuerza y letalidad de la pandemia que ha impactado y aún sofoca a la humanidad.

Las noticias diarias asustan. La provincia Mayabeque con ascenso en las cifras de contagiados y San José de las Lajas entre los municipios con mayor cantidad de personas infestadas. El personal de la Salud Pública inmenso en su humanísima obra cotidiana de salvar vidas y poner a prueba sus saberes.

La situación es difícil, máxime si se suman a esa realidad las carencias de alimentos, medicina, los apagones que también deterioran el ánimo; y los precios de algunos productos que son pura bofetada en esta etapa, en la cual algunos buscan sacar ganancias en medio de la adversidad.

Escucho a diario frases como: “esto se ha ido de las manos”, “a dónde vamos a parar”, “esto no se va a acabar nunca”. Lo que estamos viviendo nos golpea es cierto pero, es nuevo para todos y no puede negarse el esfuerzo de la máxima dirección de esta provincia y del personal de la salud pública por frenar la transmisibilidad del virus.

Sin embargo, aún a la par de la preocupación de muchos, de la consagración de los que casi ni toman en cuenta el descanso en esta batalla por la vida, está a la luz del día la irresponsabilidad de algunos, que desestiman esta cruda situación que afrontamos.

Todavía están los que hacen visitas y celebraciones, todavía los que no guardan la distancia requerida y los que no usan correctamente el nasobuco y no nos engañemos, el autocuidado es la primerísima vacuna que tenemos a la mano y para ello disciplina y responsabilidad son imprescindibles.

Que hay que trabajar con más organización ante la situación que vivimos es verdad. Perfeccionar el estilo de trabajo es tarea vital para todos los tiempos, de ahí que nuevas decisiones asumidas en el territorio lajero auguran una mejor estrategia de enfrentamiento a la Covid-19.

Hablo de la disposición de utilizar la Escuela Enrique Hart con capacidad y condiciones para acoger a personas enfermas con Covid, el Pre Raquel Pérez para la atención a pacientes con infección respiratoria aguda y el Policlínico Turcios Lima en función de laboratorio y servicio de Rayos X. Todo ello una vez puesto en marcha debe influir en una mejor atención.

Significativa resulta la respuesta de los educadores de esas instituciones devenidas en lo sucesivo como áreas de salud, actitud que da cuentas de la solidaridad que se pone a prueba ante lo adverso.

Aunque los Medios de Comunicación y todas las áreas de salud insisten en la importancia del autocuidado y exhortan a una mayor disciplina y responsabilidad, lamentablemente la indisciplina y la irresponsabilidad señorean, aspectos que constituyen urgencias y sobre las que, a mi juicio, hay que trabajar ya.

Habrá que repensar de algún modo como desde los primeros años de vida familia y escuela trabajen unidas para afianzar valores, lo que bien se enseña y aprende no se olvida. Ser disciplinados y responsables, no pueden ser palabras repetidas o estampadas en un mural, sino valores asumidos que acompañen toda la vida.

La batalla contra la Covid está demostrado no es pasajera, no se estima el tiempo de duración pero lo que sí sabe a toda luz es que precisa de un alto sentido de responsabilidad, de conciencia, de percepción de peligro y de voluntad para cumplir estrictamente lo establecido a favor de la vida.

 

 

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