Juan Padrón: un mensaje de la cubanidad

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El artista aún permanece en el corazón de los cubanos. Todavía el ensayo de tema histórico-social, discurre sobre la confrontación del comunismo internacional dirigido desde Moscú, con el nacionalsocialismo empoderado en el Reichstag de Berlín. Aquellos vampiros de Juan Padrón, resultan desde el humor cuadros ejemplares de Hitler y de Stalin. Breves diálogos en el dibujo animado, parecen concentrar una era completa y distendida.

Pero Elpidio Valdés es otra cosa. Cada cuadro pasa invariablemente por el corazón de la Patria. Crecimos cultivando el amor a Cuba, a significar el precio de la independencia, desde las divertidas y bien concebidas aventuras del Coronel mambí.

Sí, hoy somos muchos los que sentimos orfandad tras el deceso del destacado escritor, cineasta y humorista cubano. Al morir hace dos años me preguntaba,  ¿Y ya lo sabe Elpidio? ¿Quién le dio la noticia?, pensaba. Pero no. No hizo falta. Valdés y María Silvia, tan generosos y fraternos, no debieron abandonarlo allí donde el último mambí libraba su combate postrero.

Y dicen que Juan Padrón emprendió viaje, sereno y firme, sin angustia ni remordimientos, como mensajero de la cubanidad que cabalga en Palmiche, a reiterarles a los dioses la voluntad de su pueblo de no rendirse.

Ahora recuerdo aquel homenaje de Eduardo del Llano y su grupo Nos y Otros por el centenario de la historieta en 1996, donde Elpidio Valdés habría sido asesinado por algún muñequito de las tiras famosas del mundo. El detective era Astérix. Uno de los creadores del célebre personaje galo que enfrenta a la invasión romana, Albert Uderzo, también acaba de marcharse. En ambos casos, los familiares debieron aclarar que el nuevo coronavirus nada tuvo que ver. Tal vez el propio Eduardo del Llano diría que Elpidio y Astérix colorearon buenamente nuestra infancia.

En cada historieta, el Coronel mambí se despedía con la decisión de proseguir su obra. En algún que otro rostro cercano vi surcar más de una lágrima, en ese tributo a quien nos enamoró definitivamente de Cuba, desde la memoria heroica y cariñosa.

Transcurren momentos dramáticos, en los que unos hasta nos dan el pésame en vida, y otros nos auguran la mayor catástrofe humana de la historia universal. Con un hogar en el combate, amoroso y solidario, Elpidio Valdés respondería sin falta por su creador: “Eso habría que verlo”. El Apóstol de Cuba escribió que “la muerte es júbilo, reanudamiento, tarea nueva”. Vida y obra de Juan Padrón, certifican el evangelio de la independencia de Cuba: “¡Hasta la vista, compay!”    

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