Amor a Cuba, lealtad, valor sin fin, mezclados con la prontitud de los acontecimientos y lo instantáneo del momento. Sus nombres subsisten en la memoria del pueblo. Camilo Cienfuegos Gorriarán y Ernesto Guevara de la Serna siempre valientes, siempre apasionados, siempre combativos, siempre jóvenes.
Compenetrados por el odio a la explotación y a la alevosía, eran opuestos a la cobardía y a la indiferencia a la hora de demandar los derechos propios y ajenos. Su dimensión histórica se encuentra vinculada con los ideales de justicia y libertad al enaltecer ambos la historia de Cuba con sus paradigmas.
En el Señor de la Vanguardia, muy bromista y el guerrillero argentino con su carácter recto y austero, profundo y agudo convergieron virtudes que los hicieron parte de lo sagrado en el imaginario de la Isla: naturalidad, energía, honestidad, regocijo, inteligencia.
Luchadores virtuosos hicieron siempre del sacrificio una herramienta para sosegar su carácter y fraguar el de la tropa. El legado de Camilo y Che nos convoca hoy y siempre, junto a la huella de Fidel.
