Es lamentable como la violencia doméstica aún convive en algunos de nuestros hogares, a pesar de todos los esfuerzos que se realiza en Cuba a favor de la igualdad entre el hombre y la mujer. Es preciso decir NO al maltrato.
Ya sea maltrato verbal o físico, la mujer (en la mayoría de los casos) lleva la peor parte. A partir de esta situación casi siempre saltan respuestas como: “él no quería hacerlo”, “la culpa fue mía”, “él no es así”, “yo sé que va a cambiar”, “me prometió que fue la última vez” y así sucesivamente…
Los hombres que son capaces de pegarle a una mujer lo seguirán haciendo si esta les tolera o les perdona tal comportamiento. La violencia es parte de un ciclo donde el maltratador luego de agredir a la mujer intenta ser perdonado refiriendo arrepentimiento, remordimiento, incluso puede llegar a pedir perdón llorando.
Luego llega la llamada fase de “luna de miel” donde el hombre compra flores, invita a la esposa a paseos, prepara el desayuno y se muestra como la persona más tierna y amorosa de la tierra.
Según los especialistas esto es solo un espejismo y seguidamente aparece la fase de “acumulación de tensiones” donde el hombre nuevamente comienza a molestarse por cada conducta de la mujer hasta desplegar un nuevo episodio violento. El ciclo de la violencia es algo así como círculo vicioso. Es importante que no nos dejemos engañar.
Consecuencias, más allá de la pareja
Este tipo de relación no solo es dañina para los cónyuges, lo es también para sus hijos. Si se trata de hijas, lo más seguro es que estas en un futuro también sean víctimas de violencia doméstica por el modelo de matrimonio que vivió en su hogar.
También es posible que evite a toda costa mantener una relación estable con nadie por miedo a sufrir lo que soportó su madre entre insultos, golpes y vejaciones.
Si se trata de hijos varones, se pueden convertir en los futuros abusadores al seguir el mal ejemplo de la figura paterna, pues si el padre le pegaba y maltrataba a su madre. Esto además de convertirlo en sádicos les traerá serios trastornos emocionales.
Estas son algunas de las más simples razones por las cuales hay que decir ¡No al maltrato! Es innegable que el machismo tiene un lugar constante aún en nuestra cultura. Se necesitan redoblar esfuerzos en las sociedades actuales por encontrar una equidad definitiva y por un desarrollo íntegro de la dignidad de la mujer.
Es importante que se dediquen momentos a entender que la vida ha ido cambiando a través del tiempo, conforme se han transformado las necesidades, pero el objetivo sigue siendo el mismo, reflexionar sobre cómo vamos y qué nos falta para ser factores de cambio desde la familia.