La mujer cubana sobresale por su extrema capacidad para ejercer diversas funciones dentro de la sociedad. Propicia la superación educacional, ideológica y cultural en las nuevas generaciones, ocupa cargos en la economía, salud, ciencias, la agricultura, el deporte, entre otros sectores.
Dicha realidad se hace evidente en el municipio San José de las Lajas, capital de la joven provincia Mayabeque donde un elevado por ciento de mujeres aportan desde sus puestos de trabajo al desarrollo de la demarcación.
Es indispensable entonces hacer alusión a la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y a su legendaria presidenta Vilma Espín, quien junto a Fidel, enseñó a niñas, jóvenes y ancianas a ser merecedoras del legado histórico que heredaran de Mariana Grajales, Isabel Rubio y otras gloriosas patriotas.
En las aulas, talleres, oficinas, centros de salud y científicos, unidades militares o como internacionalistas; ellas le estampan arrojo a la Federación, sin dejar a un lado su condición de madre, esposa y compañera.
La Asamblea Nacional asume el 45 por ciento de mujeres, dato que coloca a nuestro país, en el tercer lugar a nivel mundial de mujeres diputadas, según un informe de la Unión Interparlamentaria.
Además, nueve de las quince Asambleas del Poder Popular (legislaturas provinciales) están presididas por guerreras, que también encabezan igual número de ministerios del gabinete cubano.
No podemos pasar por alto el protagonismo de la mujer campesina quien desde el surco del deber, planta la brecha por donde avanza el futuro de Cuba a través de esa combinación de ternura, tenacidad y entrega.
Las amas de casa que con ahínco sustentan de manera directa la célula más importante de la sociedad que es la familia. A todas ellas el reconocimiento y respeto a su espacio, ese conquistado con dignidad sabiéndose orgullosamente cubanas.
