Transcurrieron 62 años desde aquel trabajo voluntario convocado por el Che. Las más de seis décadas devenidas desde entonces no han restado luz a las fotografías de aquella época ni al ejemplo de aquel argentino que para la mayor de las Antillas siempre fue cubano.
Fue en el municipio granmense de Bartolomé Masó donde junto a obreros, campesinos, y combatientes del Ejército Rebelde participó en labores de construcción de la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos, primera obra educacional de la Revolución, destinada a 20 mil niños de la Sierra Maestra.
El Che, desde su pensamiento y acción marca todos los tiempos; su ejemplo insta a tomar las riendas en este camino que precisa de hombres y mujeres soles, decididos a ganar cada batalla para afianzar los mejores resultados y propiciar el desarrollo.
Son numerosas las fotos que dan fe de la presencia del Che en labores productivas, como uno más entre los que cumplían con su jornada de trabajo y es que la ejemplaridad revela la mayor de las enseñanzas: estar en cada momento donde se es necesario, no esperar convocatoria, estar entre los primeros.
Han transcurrido 62 años desde aquel suceso y vuelve la imagen del Guerrillero Heroico, en esa entrega que sentó pautas, en esa lección que mostró siempre que en la unidad habitará la fuerza necesaria para lograr metas y hacer realidad objetivos.
Llega este día y la gratitud ocupa lugar, también la esperanza por hacer del legado de Guevara una inspiración en esos asuntos que aún nos muestran urgencias en el hacer como: el ahorro, la eficiencia, la calidad y la disciplina.
Gratitud porque mostró la manera para vencer batallas; esperanza, porque asiste el deber de superar lo alcanzado.
