Fidel y el periodismo

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Fidel y el periodismo
Fidel y el periodismo

A Fidel el periodismo le apasionaba. No tenía que decirlo, bastaba solo una mirada a la historia y a su historia y ahí estaba esa llama potente del periodista fecundo, inmediato, comprometido, con filo en cada palabra.

Encontró en los medios de difusión la tribuna oportuna para decir y convocar, para denunciar y condenar los desmanes de una sociedad ávida de esperanza. Fue La Calle, el periódico que dirigió Luis Orlando Rodríguez, vocero de sus pronunciamientos.

Conoció la censura, esa mordaza que pretende hacer silencios, y sobre ella plantó el grito de rebeldía, no sólo irrumpió la voz del joven de entonces, irrumpió y sin freno, la voz de un líder.

Lo que iba a decir y me prohibieron es un artículo que publicó en La Calle el 8 de junio de 1955.  Este trabajo iba a ser leído en la noche del lunes por la «Hora ortodoxa», que fue clausurada por una drástica resolución del Ministro de Comunicaciones…

Lo que iba a decir y me prohibieron por segunda vez fue publicado el 15 de junio de 1955 también en La Calle:

Era cosa de adivinos saber si podríamos hacer uso de la palabra desde esta tribuna, porque el lunes pasado cuando nos presentamos en estos estudios con el doctor Pedro Iglesias Betancourt y Luis Orlando Rodríguez para dirigirnos al pueblo, se nos informó que por una disposición del nuevo Torquemada que rige el Ministerio de Comunicaciones, no podíamos hablar, porque era necesario informar con tres días de anticipación los nombres de los oradores. ¡Qué casualidad!: el mismo día que los periódicos anuncian importantes pronunciamientos nuestros, el señor Vasconcelos inventa precipitadamente una resolución, se la comunica a la empresa dos horas antes de la transmisión y nos la aplica con carácter retroactivo.

A Fidel el Periodismo le apasionaba, basta ir a la historia, a esas páginas que abrigan su perseverancia en las publicaciones escritas, la radio y la televisión; esas páginas que también revelan que cuando encontraba freno a sus ideas, decidía entonces por sus propios canales de comunicación.

Sin lugar a dudas, Radio Rebelde en la Sierra Maestra, fue la concreción de su hacer en el periodismo o más bien el punto de partida para cabalgar a todo galope en ese oficio que llevó siempre con tamaño esmero.

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