El sexting es un término muy de moda y proveniente de la unión de las palabras
en inglés sex and texting. En un primer momento hacía referencia al envío y
recepción solo de SMS con contenido erótico, pero con el avance técnico también
incluyó fotografías, videos, entre otros.
En Cuba, si bien no podemos enmarcar la aparición de este fenómeno en un año
determinado, sí podemos decir que comenzó a despuntar y a consolidarse como
una práctica habitual, a partir de la situación pandémica generada por la epidemia
de la covid 19, cuando el distanciamiento social obligó a muchas parejas a acudir
a esta práctica sexual.
Esta costumbre se ha asentado sobre todo entre los jóvenes, quienes se adaptan
más rápidamente a las velocidades vertiginosas de la evolución y del mundo. El
sexting en sí no resulta negativo, sino otra manera de explorar y vivir la
sexualidad humana. No obstante, sí entraña peligros que surgen de los canales
que emplea y la manera en que se realiza.
Antes de él, por conservadurismos y tabúes, otras manifestaciones de la
sexualidad humana fueron vedadas y con los años se normalizaron, como la
masturbación, primero masculina y luego femenina. Especialistas en el tema
expresan al respecto que “El sexting, por sí mismo, no tiene por qué tener más
riesgos que cualquiera otra práctica sexual, lo que pasa es que los riesgos son
diferentes”.
Así como las prácticas sexuales más tradicionales tienen los riesgos de
Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) o embarazos no deseados; esta encierra
el peligro de que se difunda una imagen o alguien pueda causar perjuicio con
esta.
Disímiles casos se han presentado en que una fotografía íntima de un joven o una
joven se filtra a la palestra pública y trae consigo la respectiva humillación y el
acoso, tanto en persona como en el ciberespacio. Sucediendo con más frecuencia
con las féminas por las costumbres patriarcales que rigen en Cuba y que
transforman el cuerpo femenino en carne de cañón y de deseo. Otro factor que ha
posibilitado el despegue del sexting en Cuba ha sido la creciente ola migratoria,
en la que muchas parejas han quedado separadas y han visto en esta vía una
forma para mantener viva la relación.
Y es cierto, esta forma de vivir la sexualidad puede influir positivamente en la
dinámica interna; pero también es cierto que debes ser consciente de los riesgos
de esta práctica y no acudir a ella por influencia o manipulación de otras
personas, porque las consecuencias pueden ser desastrosas.
La sexualidad se debe vivir plenamente y como te resulte más cómoda, pero
siempre reflexivos y juiciosos con nuestro actuar. Recuerde que solo nosotros
somos responsables de nuestra vida y de cómo manejamos nuestra sexualidad.