El Comandante Ernesto Che Guevara, cesó como jefe del Departamento de Industrialización del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), el 26 de noviembre de 1959. El Consejo de Ministros del Gobierno Revolucionario lo nombró entonces Presidente del Banco Nacional de Cuba. El enemigo de la nación maniobró para impedirlo. La dirección del país, debió de enfrentar la insolencia y la acción injerencista del entonces embajador norteamericano en La Habana, Philip Wilson Bonsal.
La fecha devino Día del Economista y Contador. El profesor del Centro de Estudios de la Economía Cubana de la Universidad de La Habana, Juan Publio Triana Cordoví, retrotrae la impronta del hombre antorcha en la denominada asignatura pendiente de la obra social y humana de millones. Inscrita siempre en el debate indispensable, la economía constituye un segmento esencial en el entramado soberano del país.
–Profesor, en una pequeña esquela de despedida, el Che le recuerda a Carlos Rafael Rodríguez la polémica perenne que sostuvieron. ¿Cuáles fueron las ideas que gravitaron en ese desacuerdo?
–Mira, desde mi punto de vista, la polémica, porque ese fue el nombre que se le dio, debe entenderse en su contexto. Yo destacaría de ese contexto, en primer lugar, el enfrentamiento a Estados Unidos en todos los campos, desde el inicio de la Revolución. Lo segundo, la lucha contra el terrorismo contrarrevolucionario interno. Una tercera cuestión sería el crecimiento exponencial de la relación con la URSS. Una cuarta, las fuertes presiones económicas que el país enfrentaba. Y la quinta, la juventud y relativa poca experiencia de los que se echaron a la espalda la construcción del socialismo en una isla pequeña y en un país subdesarrollado.
Sería muy importante entender que ese desacuerdo se produce dentro de un acuerdo mayor que existía entre ambos, y era el convencimiento de la necesidad de construir el socialismo. Era más sobre el cómo que sobre el qué. Pero además de todo eso, existieron cuatro aspectos básicos en ese desacuerdo.
¿Cuáles eran esos cuatro puntos? Bueno, el primero era sobre el sistema que se debía utilizar para manejar las empresas estatales: el Sistema de Financiamiento Presupuestado, que era el que propugnaba el Che, o el Sistema de Autogestión Financiera, que defendía Carlos Rafael Rodríguez. Este último también es conocido como Cálculo Económico.
En segundo término, en esencia lo que se debatía era sobre la necesidad y los límites de la autonomía empresarial, algo que todavía está en debate en Cuba, y que no hemos logrado resolver adecuadamente y a lo cual volvemos cada cierto tiempo. Lo tercero era la relación entre los estímulos morales y materiales en la construcción del socialismo, donde también existían posiciones diferentes, y lo cuarto sería el período de tránsito al socialismo versus la construcción directa del comunismo.
Yo creo que esos cuatro aspectos, por lo menos desde mi entender, eran los que estaban en el contenido más importante del debate. Y, por último, algo que yo creo muy importante, al menos desde mi perspectiva: la mayor enseñanza que nos deja la polémica entre estas dos personalidades de nuestro país es la de poder constatar cómo es posible mantener posiciones contrapuestas y a la vez defender un mismo propósito. Después, en una intervención en los años ochenta, Carlos Rafael Rodríguez dejó eso muy claro para la posteridad y además para explicar esa polémica, tal cual se le denominó.
–Hace más de 60 años, el Che dijo que el frente económico ha tocado ser el principal escenario de lucha. ¿Puede aún asistirnos en este minuto particularmente difícil?
–Sin dudas, el Che puede asistirnos también en estos tiempos, desde su consecuente actitud y su ejemplo como dirigente. También desde su convicción de que en la construcción de una sociedad socialista hay valores esenciales que trascienden lo material. Yo creo que eso es lo fundamental.
Lo segundo es que tendría que subrayar que la economía ha sido casi desde los inicios de la Revolución uno de los frentes principales de lucha. Hoy es, a mi juicio, el decisivo y es muy probable que a partir de enero alcance aun mayor importancia. Sin una economía sólida es bien difícil plantarse delante de las aspiraciones de la Administración Trump.
Pero estos son otros tiempos y nuestro pueblo es otro pueblo. Las maneras de ser de los pueblos las hacen las circunstancias en que se desarrollan. Creo que hay mucho que aprovechar de la obra revolucionaria del Che, pero sería un error profundo intentar extrapolar aquellas ideas a estos tiempos de forma mecánica. En ese sentido, sin dudas, las ideas del Che, y especialmente aquellas que tienen que ver con su preocupación por los temas de la eficiencia, de la productividad, sin dudas pueden asistirnos. Y subrayo: la eficiencia y la productividad no son solo un problema técnico. Resultan también un problema de identificación, de amor de los trabajadores con su empresa, con su obra.
–El Che fue un estudioso profundo de la historia de las doctrinas económicas. ¿Cómo obró ese proceso creador de categorías nuevas a partir de un viejo instrumental?
–Según todos dicen, en especial los compañeros que más cerca estuvieron de él, el Che estudió con mucha dedicación muchas cosas. Era un estudiante decidido y aplicado, afirman ellos. Creo que estudió muchas cosas, no solo de economía, de economía política, de doctrinas económicas. Y creo en esa convicción y en esa actitud del Che de que para dirigir algo, hay que ser un conocedor profundo de lo que se dirige. Eso constituye un ejemplo que ojalá fuera seguido por muchos otros compañeros, a los cuales les toca la labor de dirección.
La economía es una ciencia, y las categorías y conceptos que se usan pues vienen del desarrollo de los regímenes sociales anteriores. Discrepo de que el instrumental y las categorías de la economía capitalista son viejas. Todo lo contrario. Se actualizan en sus contenidos todos los días, porque todos los días el capitalismo evoluciona y con él, también el sistema categorial de la economía capitalista.
La pregunta sería cómo utilizar esas categorías en un sistema esencialmente diferente. Por ejemplo, si revisamos el propio sistema de financiamiento presupuestario, veremos que se proponía trabajar con cuatro categorías: salarios, gastos e inversiones, otros gastos corrientes e ingresos. Las cuatro son categorías que vienen de la economía mercantil, sin embargo, eran decisivas en el sistema presupuestario propuesto por el Che, como también lo son en el sistema del cálculo económico.
Ese sistema, propuesto por el Che era el que, en su criterio, conduciría no solo al socialismo, sino, también al comunismo. Igual pasa con la categoría eficiencia, con la categoría productividad de la cual él fue un incansable promotor. Entender cuál es el contenido, cómo se expresan y cuál debe ser el propósito de la utilización de determinadas categorías y conceptos, es a mi juicio uno de los méritos del Che.