Desde el año dos mil la humanidad celebra el 18 de diciembre el Día Internacional del Migrante, siguiendo la decisión tomada un mes antes en la Asamblea General de las Naciones Unidas.
La migración ha sido siempre una de las grandes preocupaciones humanas, dada la constante movilidad de los seres humanos en todas latitudes del planeta y por disímiles causas, repetidas por doquier en busca de soluciones a problemas, que se personalizan con similares características.
De esta manera la inconformidad con la realidad individual pone cada día a millones de personas en caminos diferentes y desconocidos, en la inmensa mayoría, tratando de enrumbar en nuevos horizontes el día por venir.
La curiosidad por la exploración de nuevos escenarios figura entre las causas fundamentales de la emigración y muchos la disfrutan de manera afortunada como un derecho innegable.
Pero no siempre los que abandonan el lugar donde nacieron lo hacen por mero placer y con igual suerte. La economía se muestra como la causa más recurrente para que la humanidad deambule en tierra ajena, buscando la fortuna de vivir, en territorio donde seguramente muchos de sus propios nativos desistieron.
Por eso considero que el Día del Migrante adquiere una gran connotación, que de alguna manera involucra a millones de seres humanos, si tenemos en cuenta las relaciones parentales dejadas atrás por todo aquel que un día cierra la puerta en su lugar de origen y sale a lo desconocido con aquella esperanza de que “…siempre habrá luz si me pierdo”.
Si algo censurable tiene la emigración es que, en el afán de lograr el objetivo, el individuo se abandona junto a sus seguidores en pos del fin deseado y lamentablemente justifica los medios que ponen en riesgo sus vidas, culpando de ello a la causa que lo impulsa.
Por lo demás no creo que haya fuerza alguna capaz de detener la migración en ninguna parte, aunque a veces los mal intencionados pretenden culpar a quien se les ocurre.
Por eso, creo justo que este día haya nacido, como ya se ha dicho, con el espíritu de difundir los derechos humanos y libertades fundamentales de los migrantes y de crear un foro para el intercambio de experiencias y la formulación de medidas para su protección, fuera de prejuicios de cualquier naturaleza.