La Covid 19 es una enfermedad letal, las estadísticas así lo demuestran. Una pandemia que en menos de un año ha segado la vida de más de 2 00 de seres humanos en Cuba, que no distingue en credo, raza, edad, preferencia sexual, posición económica o política.
Cada jornada aumenta los casos positivos y tristemente disminuye la percepción de riesgo. Asumir las medidas higiénico-sanitarias es la única posibilidad real de alejarnos del peligro.
El virus Sars Cov 2 es un enemigo silencioso, invisible pero tan real como los más de 103 millones de personas contagiadas en el mundo. Los estudios han revelado que aproximadamente el 80% de los enfermos permanecen asintomáticos y propagan la epidemia sin la menor sospecha.
A pesar de los esfuerzos de científicos en todo el orbe y el avance de varios candidatos vacunales, no existen aún resultados concluyentes y la mejor vacuna sigue siendo la disciplina.
El cumplimiento de los protocolos establecidos por las autoridades sanitarias es la clave para afrontar el nuevo Coronavirus. Sin embargo, aún persisten las conductas indolentes e irresponsables que atentan contra la salud de todos. Esos que no comprenden que la diferencia de vivir o morir depende de cuan disciplinados somos y que la responsabilidad es compartida.
La nueva oleada de la Covid 19, el descubrimiento de una cepa más contagiosa es el matiz que muestra 2021. Revertir las cifras de contagios y controlar la enfermedad más que una meta debe ser una realidad.
Debemos unirnos en esta causa común, en esta lucha por la supervivencia, por el futuro de nuestros hijos, por el respeto a nuestros ancianos, por el amor al ser humano. Es momento de ser consecuentes, porque de urgencia es la disciplina.
