Casi al unísono me impresionó su estatura física, con la enorme fortaleza del carácter y la convicción revolucionaria que afloraba de él con cada palabra. Fue así que quedó al descubierto para mí la verdadera estatura de un héroe.
Al concluir la conferencia accedió gustoso a dar una entrevista para los medios de comunicación allí presentes, (pese a lo apretado de su agenda de trabajo), a los que habló también de economía, de cuánto los jóvenes podían contribuir con el futuro de Cuba y de muchos otros temas.
Concluido el espacio con los periodistas, le comenté, en un aparte, que había una pregunta que todavía me quedaba por hacerle, otra vez con esa sonrisa enorme, hizo una pausa en su agenda y me convidó a realizarla, pareciera que la estuviese esperando.
Fue entonces que desenfundé mi arma de periodista para preguntarle sobre el recuerdo que conservaba de aquel encuentro de Fidel con los cinco.