Comenzó la etapa vacacional, este verano que casi es eterno en Cuba y con esta etapa diversas actividades dispuestas para el disfrute de todos.
El disfrute, es esa manera en que a plenitud una persona satisface sus expectativas, se nutre de un servicio que le propicia alegría, en fin se regocija y de cierto modo complace y se alegra.
Alegrarse en estos y todos los tiempos es necesario, pues se oxigena el espíritu, se espanta el mal humor y una puede resultar saludable porque, estar sano implica también ser óptimo y entusiasta.
Ser entusiasta significa estar presto a asumir retos, a ser creativos, a no desistir de los sueños, a ser capaces de improvisar una melodía para alegrar a otros y a sí mismos, implica estar entre los primeros en todo.
Estar entre los primeros en todo en estos tiempos quiere decir, ser un estratega para combinar estas altas temperatura con el mejor de los ánimos, la diversión sin que falte la cordura y el júbilo con la disciplina.
Júbilo y disciplina aunque nos parezca que no tienen que ver entre sí, han de andar junto hoy y siempre; en la medida que exista rigor en cuanto hacemos, en la medida en que nos comportemos cabalmente, por supuesto que la dicha será a plenitud.
A plenitud han de andar nuestros actos, en la medida que cuidemos el medio ambiente, que seamos exigentes con nosotros mismos para preservar la belleza de un lugar, la propiedad social y sobre todo que seamos capaces de llevar la diversión en paz, entonces estaremos hablando de un verano con amor.
Y de eso se trata de llevar esta etapa con el más universal de los sentimientos, con cautela en la vía, para evitar accidentes, con la sobriedad necesaria para que prime la alegría y no el pesar, con la máxima de hacer de este tiempo el mejor, porque en ello va el amor que cada quien disponga