Se avecina el Día de la Prensa Cubana, instituido para honrar la creación del periódico Patria, fundado por José Martí el 14 de marzo de 1892.
A 130 años del nacimiento de ese periódico Patria es menester evocar al maestro y su periodismo imprescindible para todos los tiempos.
Fue el más universal de los cubanos un soldado de la palabra: cronista y corresponsal, comentarista y editorialista.
Su obra periodística estremece, llega impetuosa a este siglo con la claridad que apunta cuán esencial es el mejoramiento humano y la necesidad de trabajar con todos y para el bien de todos.
Con apenas 15 años publicó el soneto ¡10 de Octubre! a escasos días del levantamiento de Carlos Manuel de Céspedes en 1868; el 19 de enero de 1869, el único ejemplar de El Diablo Cojuelo revela su prosa irónica con la que ataca al gobierno colonialista.
Entonces escribió: “nunca supe yo lo que era público, ni lo que era escribir para él, mas a fe de diablo honrado, aseguro que ahora como antes, nunca tuve tampoco miedo de hacerlo.”
El presidio político en Cuba convirtió al adolescente en hombre, y su dolor y vivencias devinieron el más tenaz testimonio, en todo un ensayo político de denuncia.
Su pieza teatral Abdala reafirma el compromiso con el inicio de la Guerra del 68, en ella describe a Abdala, como un guerrero que entre el amor a la madre y el amor a la patria decide por la tierra que le vio nacer.
La obra periodística de José Martí muestra su hacer en diferentes facetas, colaboró con La Revista Universal de México, dirigió La Revista Venezolana, y desde Nueva York fue corresponsal de La Opinión Nacional de Caracas. Redactó la Sección Constante. Publicó unas ciento doce notas sobre curiosidades, historia, letras, ciencia y biografía bajo el seudónimo de “M. de Z”.
De José Martí dijo Cintio Vitier: “Hizo cátedra de la noticia; laboratorio del suceso, de lo efímero poema, extrajo de lo sucesivo, leyes. Expuso con olor a tinta fresca y para siempre, su galería de retratos ejemplares.”
La Edad de Oro, páginas cargadas de amor de padre y maestro, plena de humanismo, es finísimo regalo para niñas y niños, a quienes aporta enseñanza y valores esenciales para formarse como buenos seres humanos. Hay tanto amor en ese libro, tanta ternura que se torna imprescindible siempre.
Fue el periódico Patria, órgano oficial del Partido Revolucionario Cubano, imprescindible vocero a favor de la independencia de Cuba, la unidad y la verdad manifiesta en cada palabra.
Dirigía ese órgano, redactaba para sus páginas importantes artículos, asumía la corrección de estilo, e incluso, el traslado de los fardos de periódicos para su distribución. Desde Patria, protagonizó una extraordinaria labor de propaganda revolucionaria.
Hasta nuestros días trasciende el legado martiano, llega como luz que aclara caminos y fortalece el espíritu. Hablar de su periodismo va más allá de rememorar su obra, sus artículos y crónicas, hablar de su periodismo significa beber de esa fuente que insta a la inteligencia misma para dejar huella a cada paso y no palabra vacía u olvidada.
En José Martí encontramos al más grande periodista de la segunda mitad del siglo XIX, creador de estilos, distinguido además por esa manera auténtica que lo hizo convertir a la profesión en tribuna donde elocuencia y sabiduría transitaron impecablemente unidas, y lo que escribió entonces resulta vigente en este siglo.
José Martí nos dejó como herencia importantes lecciones, de ella corroboramos que el periodismo es arte, se siente desde muy dentro y corre por las venas. El periodismo no es obligación, es pasión. El periodismo no es escribir borbotones de ideas o palabras bonitas, es creación profunda, espiritualidad, compromiso con la verdad, es la exclusividad vista desde el alma pero despojada de toda mediocridad humana.
