Abril de 1961 es historia. Cuba recuerda los amaneceres de entonces, el preludio de una invasión, el peligro y la amenaza de la paz.
Fueron 72 horas amargas, quienes vivieron aquella epopeya así lo recuerdan, los que llegaron después encontraron en testimonios y vivencias páginas históricas, en las cuales se alzó el valor y la victoria abrazó la razón.
El cielo cambió su color desde el empeño de quienes intentaron torcer el destino de la mayor de las Antillas, atravesaron el mar los que pretendieron poner fin al parto de luz y esperanza añorado por los humildes.
62 años después, Cuba, es blanco de campañas, de odio de los que no aceptan el camino escogido. 62 años después cubanas y cubanos enfrentan una dura batalla desde la economía enferma que clama por la voluntad de todos, manifiesta en eficiencia, calidad y perseverancia.
Sigue esta isla mal acompañada por el bloqueo, que recrudece su esencia, hostiga e intenta asfixiar la esperanza; entonces Girón vuelve a la memoria, como lección perpetua para no desmayar intentos en ese afán de lograr ese mundo mejor que realmente es posible.
Girón, devenido triunfo, regresa 62 años después para acentuar en la memoria, que la paz no se negocia, que preservarla es garantía de cuán soberanos somos, y a pesar de los pesares, del mal tiempo que hoy golpea fuerte, surten las razones para seguir haciendo caminos y fraguando victorias.
