Para los cubanos la ternura cuenta con un nombre de mujer, más allá del tiempo subsiste su existencia y continua siendo Vilma Espín Guillois la perseverante luchadora, la combatiente, la madre, la compañera, la heroína, modelo de generosidades y altruismo, la federada. Una mujer que penetró profundamente en el corazón de todos.
La heroína de la lucha clandestina y destacada combatiente del Ejército Rebelde, Vilma Espín Guillois, dejó al morir un exquisito legado que la convirtió en paradigma perenne para la mujer cubana y las nuevas generaciones.
Fue seguidora de Mariana Grajales, amiga de Celia Sánchez, Haydee Santamaría, Melba Hernández y de otras figuras, quienes también le enseñaron a combatir por la independencia de la mujer, sometida a una inhumana explotación antes del triunfo de la Revolución.
La mujer cubana es decidida por naturaleza. No en vano escribió nuestro héroe nacional José Martí que no le falta a ella capacidad alguna de las que posee el hombre, sino que su naturaleza fina y sensible le señala quehaceres más difíciles y superiores. Pero si de damas gloriosas se trata, Cuba tiene en Vilma Espín el modelo más incuestionable.
