Vamos camino a la normalidad pero, a una nueva normalidad que implica desde ya una actitud responsable, consecuente con la experiencia que aún vivimos.
Las cifras de contagiados con la Covid-19 ha disminuido en todas las provincias de Cuba y aunque esa realidad alegra, implica que aun la batalla contra el virus no ha concluido y solo será victoriosa cuando no se lamente ningún fallecido, ni grave, ni crítico, ni positivo a consecuencia de ese virus.
La Covid-19 nos deja la amargura de haber perdido a seres queridos, de haber padecido esta enfermedad, de tener secuelas pero, también deja una lección en todos los órdenes de la vida.
La irresponsabilidad y la indisciplina habitan en nuestra sociedad y han estado manifiestas como causas en muchos casos de la propagación de la pandemia. También la falta de percepción de riesgo ha golpeado y demostrado que la prevención siempre será oportuna medicina.
Es obvio que vamos camino a una nueva normalidad, y digo nueva porque requerirá mantener las medidas establecidas, reordenar nuestras vidas, fomentar en los menores el autocuidado y el optimismo para seguir adelante.
No pueden tener lugar la desesperanza ni el pesimismo y si retomar el trabajo, el estudio, las metas, ocuparnos pero desde el mayúsculo compromiso individual de protegernos y proteger a quienes nos rodean.
A pesar de la difícil situación que enfrenta Cuba, acorralada por el bloqueo, blanco del odio de los que no perdonan el camino transitado por la mayor de las Antillas, a pesar de todo, el estado cubano ha puesto corazón e infinita voluntad en esta batalla por salvar la vida, y de ello da fe el concurso de la ciencia cubana.
Se avecina una nueva etapa que añoramos y constituye un desafío porque dependerá de cada quien no retroceder, dependerá de la disciplina, la responsabilidad individual y colectiva validar la victoria que nos merecemos.
La Covid-19 ha demostrado cuan vulnerables somos y además de golpearnos sin piedad, nos ha mostrado que la unidad es imprescindible, la conciencia elemental, la solidaridad esencial y el amor siempre necesario para enfrentar la adversidad. Entonces, pongámosle corazón a Cuba.