Una Revolución que combata

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Una Revolución que combata sin tregua a la corrupción, al desvío de recursos, a la malversación, al maltrato al pueblo. Una Revolución que no olvide a los que la construyeron y que hoy los jubilados viven de la caridad pública o del apoyo de amigos y familiares. Una Revolución que pueda elaborar un proyecto de vida viable para nuestros jóvenes, para evitar que emigrar sea la solución a sus problemas.

Hace falta una Revolución contra la ideología neoliberal, contra la simulación política, contra el robo infame de los recursos materiales estatales y las indisciplinas sociales y financieras, contra el culto ciego a la propiedad privada. Hace falta una Revolución contra la apatía social, la desidia, el conformismo, contra el burocratismo.

Una Revolución que no olvide, ni por un segundo, que se debe al pueblo, a los más humildes y desfavorecidos, que sienta por el pueblo, que sufra como el pueblo, que tenga un compromiso con la historia.

Jamás el mercado sin regulación y la propiedad privada hicieron progresar a nadie, menos en medio de un bloqueo económico y financiero feroz ejercido contra la isla rebelde por la potencia hegemónica del planeta.  Cuba es Cuba y no se parece a nadie.

Viet Nam y China, que han empleado profusamente el mercado y sus mecanismos en su desarrollo, poseen la cláusula de Nación Más Favorecida en el comercio otorgada por Estados Unidos y, reciben sin restricciones millonarias inversiones y facilidades económicas. Cuba enfrenta una Guerra No Convencional sin parangón en la tierra, no son las mismas condiciones, por lo que no pueden copiarse acríticamente los caminos.

Las extraordinarias conquistas sociales con tanto esfuerzo, sacrificio y creatividad, están en peligro: escuelas sin maestros, cobro ilegal de servicios médicos, incremento de la inseguridad ciudadana, falta de higiene pública, emigración descontrolada y en aumento de jóvenes y profesionales, impunidad, corrupción, entre otros males.

La Revolución tiene hoy que reinventarse si quiere sobrevivir, lo tiene que hacer con el esfuerzo de sus mejores hijos.  ¿Lo hará? ¿Existe la voluntad política para ello? ¿Tenemos tiempo aún? ¿Están lo cuadros necesarios para eso?

Creo, sinceramente, que sí.

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