Nora Guirola Rodríguez es una lajera que sabe cuán importante es aferrarse a la vida. Desde hace más de 20 años a consecuencia del cáncer lleva consigo una radical de mama. Tuvo una buena recuperación y pudo incorporarse nuevamente al trabajo y a la vida social.
Lejos estaba de imaginar que años después sería operada otra vez, pero de un tumor en la cabeza, del cual también se recuperó satisfactoriamente. Hoy es una mujer jubilada, que sigue ganándole batallas a la muerte y para desafiarla, a diario regala su optimismo y plenitud; además de los quehaceres de la casa, cría animales, cuida de sus plantas, y de su esposo que sufre serias afectaciones de la columna producto de una caída mientras cuidaba de ella.
Nora, es de esa personas con sobrado amor por la vida; aferrarse a ella ha sido su principal herramienta para hacer de los pesares solo una etapa, una circunstancia, que le ha permitido sobreponerse y seguir en este camino que la descubre perseverante y también feliz.
En toda su historia el amor ha sido la fuerza vital para su victoria. Su esposo, hijos y vecinos son mayúsculas razones para sonreírle a la vida.