Estaba en el pre universitario cuando conocí la convocatoria para ser Trabajadora Social, opté y comenzó así el estudio y una experiencia de la cual me enamoré desde el primer momento.
Así lo precisa Yanari Gordon, una joven trabajadora social, que distingue con orgullo haber formado parte del Primer Curso del Programa de Trabajadores Sociales creado a iniciativa de Fidel en el año 2000.
Yanary, es graduada de Piscología y aunque no ha ejercido directamente esa especialidad, le ha permitido desarrollar a cabalidad su labor de trabajadora social en el Consejo Popular de San Antonio de Las Vegas, en San José de las Lajas, donde más de dos décadas dan fe de su consagración.
Es un trabajo que requiere mucha sensibilidad, empatía, es ponerse en el lugar del otro, es llegar, saber escuchar, comprender, alertar, es prevenir; una no descansa, pero al final de cada jornada siente satisfacción de la labor realizada.
Conversar con ella es descubrir a una joven comprometida con su trabajo, responsable, que reconoce cuan importante para su vida fue la decisión tomada siendo una adolescente y abriga en su memoria cada una de las tareas que le correspondió cumplir en aquella primera etapa.
Con más de dos décadas de ejercicio sabe que su misión es inmensa, más en este tiempo complejo en que la comprensión, el apoyo y la profilaxis son primordiales para viabilizar el camino y mejorarnos, desde el respeto al semejante, el entendimiento y el apoyo.
Para ella y quienes se desempeñan como trabajadores sociales el tiempo nunca alcanza, cada jornada es un desafío y en ello va la destreza, la inmediatez y el amor que se deposita en cada palabra, en cada razón manifiesta para sumar desde el aliento la fortaleza de todos, desde las diferencias, desde esas particularidades que necesitan tomarse en cuenta.
No existe duda alguna, cualquiera diría que ella nació para ser Trabajadora Social y es que en su decir va la pasión que la muestra tal cual es, una joven de notable sensibilidad y compromiso con hacer el bien, cualidades que definen la virtud y la hacen imprescindible en este y todos los tiempos. Ser trabajador social es siempre más.
