Ser madre, una carrera que te gradúa todos los días

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Al vivir mi primera experiencia de la maternidad, cierta amiga me regaló un escrito anónimo que numera las 15 cosas que cambian en tu vida con la llegada de un bebé. Reconozco que cada una se cumple al pie de la letra y que resultan común a todas las mujeres amén de la experiencia que viva cada una; y es que la maternidad obra cambios radicales en la mujer, tanto en el orden físico como en el campo de la espiritualidad. 

Para una misma mujer, cada parto es una situación distinta que enfrentará con las herramientas que tenga a mano.  Ser madre por primera vez pone a la mujer en un status expedito e inesperado. 

La preparación de la primeriza descansa en las consultas prenatales y en la experiencia acumulada. Esta última le llega de la mano de mujeres amigas y de la propia familia. Por cierto, las consultas proveen a la futura madre de tratamiento psicológico, estomatológico, genético y nutricional gratuitos, pero no la instruyen en el orden práctico, sobre cómo manipular al niño y otras cuestiones, sin un vuelo científico, pero igualmente importantes. 

Es recurrente el tema de la hipersensibilidad de la mujer embarazada. Para la madre por primera vez resulta especialmente significativo el apoyo y la comprensión de su familia, y en primerísimo orden el de su pareja.  La maternidad halla un feliz desarrollo, en exacta interrelación con una paternidad responsable. 

Casi siempre la madre por primera vez debe de abandonar proyectos laborales en fases de iniciación. El sentido de la utilidad sufre un severo golpe en un decisivo momento de juventud, y tal coyuntura pudiera suscitar desajustes en la autoestima.   

La atención de la pequeña criatura ocupa hasta los más mínimos intersticios de tiempo de la mujer, quien usualmente no alcanza a actualizarse sobre la cambiante realidad del trabajo cotidiano. 

Por consiguiente, ser madre por primera vez condiciona pruebas y desafíos decisivos, que precisan compartir deberes. Ella necesita, pues, la colaboración afectiva de sus seres más cercanos en ese tránsito particularmente hermoso e intenso, pero que no deja de ser una experiencia notable que cambia el sentido de la vida. 

Como lo significa el escrito anónimo que recibí cuando mi primer embarazo, estos cambios que se dan con la maternidad no son un castigo, sino un desafío y como todo desafío, es una oportunidad para aprender, y hacernos mejores seres humanos. 

Ser madre es una bendición. Proporciona una fuerza poderosa que nos permite ir más allá del límite, y del límite del límite para proteger a nuestro bebé. 

Ser madre es una condición natural que debe vivirse en pareja, porque para disfrutarlo a plenitud se necesita de dos. Ciertamente cuando hablamos de maternidad ni la matemática es exacta porque 1 más 1 es igual a 3 y tres es una familia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hipervínculos

La maternidad

www.cubadebate.cu/opinion/…/de-madre-y-de-padre-hablemos-sobre-la-maternidad/

 

Consultas pe natales

www.cubahora.cu/sociedad/una-embarazada-en-cuba-o-los-derechos-garantizados

 

Familia

https://www.ecured.cu/Familia

 

 

 

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