Un beso quedó detenido en el tiempo,también el abrazo del amanecer, la creación humana, las noches de desvelo por cuidar el sueño de los hijos que hubieran podido llegar…
Tras la distancia y la ausencia, está un océano de razones para insistir en el reclamo de libertad para Gerardo, Antonio, Ramón y Fernando, prisioneros en Estados Unidos, acusados de terrorismo.
Gerardo hoy está de cumpleaños. Qué ironía. Cumpleaños significa alegría, vida. Qué ironía, cuando una cadena perpetua pareció poca y otra y 15 años más pesan sobre este hombre, acusado de conspiración para cometer asesinato. Sin pruebas ni siquiera evidencias, fue hallado culpable.
En su alegato ante la corte dijo: “La Fiscalía considera, y así lo ha pedido, que debo pasar el resto de mi vida en una cárcel. Confío en que si no es en este, en algún otro nivel del sistema, la razón y la justicia prevalecerán por encima de los prejuicios políticos y los deseos de venganza y se comprenderá que no hemos hecho ningún daño a este país, que merezca semejante condena”.
Este día Gerardo arriba a los 48 años de edad, y resulta difícil desear felicidad a quien está en brazos de una perpetuidad carcelaria, más, por esa fuerza que propicia la voluntad y la esperanza, por saberle altruista sé que millones de seres humanos hoy le saludan.
Este día y todos, abogo por poner fin al odio y al resentimiento, abogo por unir las mejores acciones en favor del bien para que habite por siempre la paz en nuestro adolorido planeta, porque un beso no quede detenido en el tiempo, y puedan llegar los hijos que por perpetuidad merecen el amor.