Una ovación más para ella, para la majestuosidad misma, para la mujer que trascendió épocas y devino ícono de la danza y la Cultura Cubana, también del mundo.
Alicia Ernestina de la Caridad del Cobre Martínez del Hoyo, para todos, Alicia Alonso, fue una bailarina que sumó a su nombre Giselle y Carmen, interpretaciones que marcaron su fama junto a otras grandes obras del repertorio clásico y romántico.
El amor al Ballet la descubrió apasionada, incansable, virtuosa, inspiración para generaciones que llegaron después, también para poetas y cantores; sobre ella escribió Jesús Orta Ruiz:
Alicia baila como baila el viento;
se diría que al viento escenifica
pero el viento se mueve y nada explica
Quedó en la memoria, exclusiva, inmensa, dueña de la escena que la hizo merecedora de prolongados aplausos, del cariño de su pueblo que la supo estrella, que la asume leyenda, poesía y canción como la compuesta para ella por Amaury Pérez Vidal:
Podría ser la luna
Podría ser el agua
Podría ser la lluvia
Que la mece y la abraza
Podría ser la espuma
Podría ser la danza
Pero quiero ser viento
Para arrullarla.
Para Alicia Alonso, Alicia de Cuba, Alicia del mundo, la Prima Ballerina Assoluta, para quien también hizo historia, hoy, una ovación más.