En su opinión, las más recientes encuestas de intención de voto permiten observar una inflexión del candidato a favor del autoritarismo, el ultraderechista Jair Bolsonaro, del Partido Social Liberal (PSL), y revelan además que las propuestas van superando las amenazas y el buen sentido a la arrogancia.
El veterano periodista citó en ese sentido un comentario del diario O Globo, según el cual el autoritarismo y la falta de claridad del ex capitán del Ejército tienen peso y parecen haber colocado un límite a su crecimiento en la preferencia del electorado.
Según la última pesquisa realizada por el Instituto Brasileño de Opinión Pública y Estadística (Ibope), cuyos resultados fueron dados a conocer este martes, Bolsonaro tiene el 57 por ciento de los votos válidos (excluye blancos y nulos) por un 43 por ciento su oponente Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT).
Mientras, en la intención de voto total Bolsonaro consigue un 50 por ciento de respaldo en tanto Haddad alcanza un 37.
Con relación a la anterior encuesta realizada por el Ibope y revelada el pasado día 15, el presidenciable petista avanzó dos puntos porcentuales y el de la ultraderecha decreció la misma cantidad. Además, el rechazo a Bolsonaro se incrementó en cinco por ciento, y paralelamente se redujo el porcentual de quienes no dudaban en apoyarlo.
Por otra parte, el diario digital Brasil 247 hizo notar la víspera que el presidenciable del PSL cedió también mucho espacio entre el electorado evangélico, que resultó determinante en su triunfo de la primera vuelta.
En apenas una semana, Bolsonaro perdió 12 puntos entre los evangélicos que dicen votar con seguridad en él, pasando de 55 para 43 por ciento, en tanto Haddad aumentó seis y subió de 16 para 22 puntos porcentuales.
Asimismo, el rechazo a Bolsonaro entre esa misma parcela de potenciales electores saltó de 23 a 29 por ciento y, en sentido inverso, Haddad decreció de 60 a 48 por ciento.
En los últimos días, constató la publicación, viene aumentando el número de movimientos contrarios al discurso de odio y prejuicios proferido por el candidato de extrema derecha, no solo entre los evangélicos, sino también entre otras denominaciones y religiosos autónomos.