El 10 de enero de 1929 a las nueve y cuarenta y cinco de la noche en la calle Abraham González de la Ciudad de México, es baleado Julio Antonio Mella por sicarios del tirano Gerardo Machado.
Al respecto, el pintor mexicano Diego Rivera declaró: “(…) La culpa de este horrendo asesinato es del gobierno y la embajada de Cuba (…) con la particularidad de que a espaldas del gobierno cubano se encuentra Estados Unidos, que en su afán de imponer su política al mundo entero, está acallando las pocas voces de protesta que se elevan, como la de Mella.”
Noventa y seis años después del atentado que cobró la vida al joven líder comunista, continúan las especulaciones acerca de los hechos que rodearon su muerte. En medio del fuego, de los investigadores cubanos Adys Cupull y Froilán González es un material de consulta obligada y una recopilación de pruebas documentales y mensajes cifrados que evidencian el plan detrás del siniestro.
Mella fue uno de los dirigentes revolucionarios más importantes de América Latina, dirigió la Reforma Universitaria, organizó el Primer Congreso de Estudiantes, creó la Universidad Popular José Martí para los obreros, fue uno de los fundadores del Partido Comunista de Cuba y denunció en repetidas ocasiones al imperialismo estadounidense.
Por sus actividades revolucionarias fue arrestado, sin embargo se propuso hacer de la cárcel una trinchera política y comenzó una huelga de hambre que se extendió por 21 días como forma de protesta por su encarcelación.
La huelga acaparó los titulares de los principales diarios y la atención de las masas tanto en Cuba como en el continente americano. Como resultado de la presión popular nacional e internacional, Machado tuvo que concederle la libertad al joven comunista y líder universitario.
Luego de varios intentos de asesinato, Julio Antonio tuvo que abandonar Cuba. Durante su exilio en México, prosiguió con la lucha política y revolucionaria y procuró la unidad del continente americano ante el intervencionismo estadounidense. Como dijera Mella, “luchar por la Revolución social en la América no es una utopía de locos o fanáticos, es luchar por el próximo paso de avance en la historia”.
La noche del atentado, uno de los involucrados en el crimen, José Magriñat, invitó a Julio Antonio Mella a un café con el objetivo que los asesinos José Agustín López Valiñas y Miguel Francisco Sanabria identificaran a Mella.
El hecho debía ocurrir después de las once de la noche, era temporada invernal por lo que en ese horario no había transeúntes. No obstante, Mella no acepta la invitación a cenar porque Tina Modotti lo estaba esperando. Esto precipita el plan y los asesinos lo siguen para ejecutarlo, explica durante una entrevista el investigador e historiador Froilán González.
Las primeras averiguaciones policíacas arrojaron el nombre de José Magriñat, pero fue puesto en libertad por falta de evidencias. Regresan a Cuba Magriñat y Sanabria, pero Valiñas se queda en México y contrae matrimonio con una mexicana. El 2 de octubre de 1931 María Guadalupe Gil denuncia a su esposo como la persona que había atentado contra la vida del estudiante cubano. Valiñas fue acusado y enjuiciado por el asesinato de Mella. Los demás implicados en el crimen murieron sin recibir el peso de la ley, agregó Froilán González.
A la una y cuarenta y cinco de la madrugada del 11 de enero fallecía el dirigente revolucionario Julio Antonio Mella. “Tengo la seguridad que fueron emisarios del Gobierno de Cuba los que vinieron a matarme por mis ideales comunistas”, expresó antes de morir como resultado de sus heridas. A su lado estaba la fotógrafa y luchadora comunista Tina Modotti, quien lo acompañaba durante el atentado.
En el marco de una reunión celebrada en el teatro Hidalgo de Ciudad México en homenaje a Mella, Tina señaló que asesinaron no sólo al enemigo de la dictadura de Machado, sino al de todas las dictaduras y que Mella era un símbolo de la lucha revolucionaria contra el imperialismo, una bandera en la lucha de los obreros y campesinos de todo el continente; en la conciencia y en los movimientos de masas de los trabajadores (tomado del libro En medio del fuego). (rda)