Mirarnos a nosotros mismos

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Culmina un año y resulta necesaria la mirada al camino recorrido, ese sendero en el que dejamos la impronta, multiplicada en voces, música, ideas, también ilusiones.

Ilusiones que responden a la creatividad, al empeño de hacer una radio mejor, cercana a su gente y a su tiempo.

Tiempo que nos ha cobrado con creces tristezas por el desafuero de la Covid19, aferrada a permanecer, a hostigar en un combate desigual ante guerreros soles, hombres y mujeres de ciencias, que anudaron desvelos para hacer la luz.

Luz que iluminó a toda Cuba con una campaña de vacunación que apostó por la vida, a la par de la convocatoria a la disciplina, responsabilidad y cuidado máximo.

Máximo ha sido el esfuerzo del estado cubano por garantizar el bienestar del pueblo en medio de la otra guerra que se nos hace, amasada con odios y egoísmo, con injurias, falsas noticias y alientos desmedidos a mancillar la patria.

Patria, casa nuestra que espera siempre de sus hijos el decoro. Patria ese sublime periódico creado por José Martí que nos compromete a hacer un mejor periodismo y a cultivar la virtud.

Virtud que ha de primar en cuanto hacemos, ética que nos arrope, originalidad que nos calce, principios que abracemos hoy y siempre, coraje en cada palabra comprometida con la verdad.

Verdad que resulte la obra de cada día, capaz de marcar espacios, de hacer justicia en la escritura clara, la dramaturgia atractiva y el mensaje oportuno y capaz de acentuar ejemplos.

Ejemplos que nos inspiran a diario develados este año que finaliza en radio Camoa, historias de vida que mostraron amor y humanismo en el combate al virus, hombres y mujeres, profesionales de la salud, trabajadores de distintos sectores y estudiantes hermanados en un objetivo: salvar la vida.

Estuvimos, estamos y estaremos en esta misión nuestra de defender desde la palabra la obra de la Revolución, prestos a preservar sus luces e ignorar las sombras que intenten nublar su realidad.

Realidad que revela la culminación de un año que nos deja lecciones vitales como prepararnos ante la adversidad, crecernos ante lo inaudito y sobre todo ser mejores personas.

Culmina un año que deja para nosotros una ausencia irreparable, alguien que hoy estuviera junto a nosotros, en el análisis justo y sereno de una etapa que convida a superar errores y sembrar la maravilla.

Dígase Andy Duardo y coincidiremos en cuán importante es seguir su huella y tributar con el buen hacer el mejor homenaje. Desestimemos el silencio para perpetuar su memoria. Se hace más justo el aplauso a quien siempre inspiró a seguir haciendo caminos, desde el buen decir profundo y objetivo.

 

 

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