La de la foto es María Elena García García. Su voz despierta el amanecer en San José de las Lajas desde Radio Camoa, la emisora que la acogió desde su mocedad.
Tantísimos lauros atestiguan la valía de esta mujer de voz sublime, cuyo oficio de poner luz en las palabras la saben inmensa, aunque calzada de modestia y humildad.
Ella es de las que alienta y aconseja, de las que celebra el triunfo de los otros y prefiere andar inadvertida, sin llamar a los demás para que conozcan los suyos.
La obra de muchos cuenta con la magia de su voz, con la caricia puesta a merced del buen decir, con la disposición del hacer y si es preciso repetir las veces que sean necesario para fraguar la maravilla.
Cuando se escriba la historia de radio Camoa, se hablará también de madrugadas compartidas, de solidaridad y afectos que unieron a soñadores, a hacedores de obras que tintaron de alegría aquellas jornadas inolvidables.
Hay mucho que decir de la locutora disciplinada, austera, comprometida pero también del ser humano que es, de la voluntad que la asiste para compensar el recorrido de todos los días para seguir despertando a San José de las Lajas.
Madre, por partida doble, pues la abuelidad es uno de sus preciados tesoros; aunque no admita la certeza de su magisterio, está en ese legado que comparte desde el consejo atinado, la advertencia para no cometer errores y el aliento a no creer en imposibles.
Ella es María Elena García García, una mujer que desde la locución cada amanecer certifica la pasión y el respeto a quienes a diario la escuchan y aun sin conocerla la saben amiga.