La salvaguarda de las tradiciones campesinas

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Cuando se habla de tradiciones o fiestas campesinas   a la mente llegan las imágenes de un guateque donde las canturías de poetas, las controversias, las décimas y las tonadas constituyen el plato fuerte.

Estas festividades tienen como motivación principal la confraternización de familias vecinas, por eso una boda, un bautizo, un cumpleaños o la necesidad de compartir entre amigos, son motivos suficientes. 

En estos jolgorios también se mide la agilidad y destreza de los hombres al participar en el palo ensebado, juegos de entretenimiento conocidos como de prendas o la corrida de cintas donde montado sobre un caballo y a toda velocidad el jinete tratará de enganchar un punzón en aro pequeño lleno de cintas. 

La tradición refiere como lo más sugerente de la corrida de cintas la competencia por bandos  y por un solo premio: lograr la autorización para bailar  una pieza con la muchacha que representaba al grupo contrario, ¡noble motivación!.

Es una pena que estas competencias tan atractivas no sean las comunes en la zona occidental, donde el Rodeo es la competición más arraigada. No sucede lo mismo  en el oriente cubano donde en muchas zonas las mantienen y en otras las retoman, con el propósito de salvaguardar la originalidad de las fiestas campesinas de nuestra isla.

 

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