La caldosa de fin de año

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Las brisas de diciembre trasladan los sabrosos olores de la cocina cubana. Parece ser que la caldosa nunca pasa de moda en los fines de año. Porque ¿a quién no le gusta saborear ese maravilloso líquido espeso a base de carne de gallina, o de cerdo, o de jamón (o de todas juntas) con diferentes condimentos y viandas? 

La historia refiere en su agenda que allá en Las Tunas, cazadores y pescadores utilizaban antaño sus presas para mitigar el hambre con el sustancioso caldo. Hasta entonces, el viscoso líquido de color ámbar era alimento desconocido, reservado también a escasas familias que gustaban brindarlo en madrugadas de insomnio y cansancio. 

Pero fue en la propia ciudad tunera, en el barrio de la calle Lora, víspera del Día de la Rebeldía Nacional, el 25 de julio de 1979 que surgió para Cuba y para el mundo la Caldosa de Kike y Marina, la misma que inspiró al profesor Rogelio Díaz Castillo su picaresca guaracha, popularizada en voz de Inocente Iznaga, El Jilguero de Cienfuegos

La caldosa se afianzó en corto tiempo entre los platos más socorridos del comensal cubano quien, por demás, le atribuye propiedades tonificantes. 

Desde 1983 en la ciudad de Las Tunas mantiene abiertas sus puertas día y noche, la Casa de la Caldosa, instalación gastronómica que reserva al gusto más exigente el secreto innovador de Kike y Marina. 

Y no lo dude, cualquiera puede hacer reinar la caldosa en los patios de San José de las Lajas, pues la receta de todos es conocida; además, muy oportuna para esperar el aniversario 58 de la Revolución Cubana, junto con el vaso con ron y la música cubana.

 

 

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