Después del triunfo revolucionario las mujeres cubanas comenzaron a incorporarse cada vez con más frecuencia a actividades mayormente consideradas trabajos de hombre; las labores agrícolas fueron de las faenas favorecidas con la presencia de las féminas, no solo en las tareas vinculadas al surco, sino también en las de dirección y apoyo técnico, científico, entre otras aristas de gran importancia para el sector.
San José de las Lajas por su alto potencial en la esfera agropecuaria es uno de los municipios donde las mujeres tienen un importante protagonismo dentro de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP).
Más de 500 mujeres lajeras integran la organización que agrupa a los campesinos y sus familiares, algunas de ellas como presidentas de Cooperativas de Crédito y Servicio y un gran número con cargos en las juntas directivas de estas unidades productivas y en el buró municipal.
La mayor parte de las féminas miembros dela ANAP están vinculadas directamente a las labores productivas, en las que sobresalen en frentes como la siembra de flores, el cultivo de plantas ornamentales, la cría de ternero y otras actividades del sector.
Las lajeras participan además en los talleres de género, espacios donde reciben capacitación sobre el rol que desempeñan en la comunidad, el respeto que merecen y el derecho que les asiste, además acogen adiestramiento en la confección de arreglos florales, conservación de alimentos, manualidades y elaboración de platos típicos de la comida campesina.
Las mujeres cubanas están presentes en los más diversos ámbitos de la sociedad y su avance es cada vez más significativo; las campesinas destacan por su desempeño y protagonismo, recurrente es un pensamiento de José Martí referido a su destreza: “Es una mano de mujer, vara de mago, que espanta búhos y sierpes, y ojos de Midas, que trueca todo en oro…”
