José Martí

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José Julián Martí Pérez (La Habana, 28 de enero de 1853Dos Ríos, 19 de mayo de 1895). Héroe Nacional de Cuba. Fue un hombre de elevados principios, vocación latinoamericana e internacionalista; intachable conducta personal, tanto pública como privada y con cualidades humanas que en ocasiones parecen insuperables. Un cubano de proyección universal que rebasó las fronteras de la época en que vivió para convertirse en el más grande pensador político hispanoamericano del siglo XIX.

Autor de una obra imprescindible como fuente de conocimientos y de consulta para todas las generaciones de cubanos y el contenido, estilo y belleza singular de los poemas, epistolario, artículos periodísticos, de todos los escritos y discursos que realizó lo sitúan como un intelectual de vasta cultura.

Niñez y adolescencia

Nació el 28 de enero de 1853, en la calle Paula No. 41—hoy Leonor Pérez, 314—, fue bautizado 15 días más tarde, el 12 de febrero, en la Iglesia del Santo Ángel Custodio de La Habana.

Fue el primogénito de Mariano de los Santos Martí y Navarro (31 de octubre de 18152 de febrero de 1887) y Leonor Antonia de la Concepción Micaela Pérez y Cabrera (17 de diciembre de 182819 de junio de 1907), naturales de Valencia y Santa Cruz de Tenerife, ambos de España. Las hermanas fueron Leonor Petrona (la Chata), (29 de julio de 18549 de julio de 1900); Mariana Matilde Salustiana (Ana), (8 de junio de 18565 de enero de 1875); María del Carmen (la Valenciana), (2 de diciembre de 185714 de junio de 1900); María del Pilar Eduarda (Pilar), (13 de enero de 185911 de noviembre de 1865); Rita Amelia (Amelia), (10 de enero de 186216 de noviembre de 1944); Antonia Bruna (Antonia), (6 de octubre de 18649 de febrero de 1900), y Dolores Eustaquia (Lolita), (2 de noviembre de 186529 de septiembre de 1870).

José Martí inicia los estudios primarios en una escuelita de barrio. A los 7 años es alumno del colegio San Anacleto, de Rafael Sixto Casado y Alayeto; allí conoce a Fermín Valdés Domínguez, quien fue un hermano más.

En 1862 viaja con el padre al partido territorial de Hanábana, jurisdicción de Colón o Nueva Bermeja, en la actual provincia de Matanzas, donde Don Mariano Martí había sido nombrado Capitán Juez Pedáneo. En este lugar conoce los horrores de la Esclavitud. Regresa a la capital; en marzo de 1865 ingresa en la Escuela de Instrucción Primaria Superior de Varones (Prado 88), lugar donde reside Rafael María de Mendive, quien dejará en Martí huellas imborrables, por la fuerza del ejemplo como patriota, poeta y maestro.

El 17 de septiembre de 1866, José Martí, con sólo 13 años de edad, es admitido —a solicitud de Mendive— en el Instituto de Segunda Enseñanza (Obispo No. 8). A la sensibilidad humana de José Julián, no escapa la delicada situación que presenta el país y que ve reflejada en su ciudad. En su nuevo hogar de la calle Refugio No. 11, con 14 años, recuerda una premonición que le hizo su padre:

Porque a mí no me extrañaría defendiendo mañana las libertades de tu tierra. [1]

En marzo de 1867, la familia se traslada de residencia hacia la calle Peñalver No. 53. Mientras cursa el segundo año de bachillerato, recibe diferentes premios y reconocimientos por sus resultados académicos. El 15 de septiembre matricula en la Escuela Profesional de Pintura y Escultura de La Habana (Dragones No. 62, en la actualidad 308, entre Rayo y San Nicolás), la cual se ve obligado a abandonar al mes siguiente. Meses antes de iniciarse la lucha independentista el 10 de octubre de 1868, la familia Martí Pérez había decidido mudarse para Marianao, hasta que a fines de noviembre nuevamente se trasladan para la calle San José entre Gervasio y Escobar, pero el joven José Julián se mantiene residiendo en la misma casa de su maestro, lo que le facilitaría poder asistir diariamente a clases, compartiendo con su familia los domingos.

Primeras letras revolucionarias

La guerra continúa tomando fuerza, al Alzamiento de La Demajagua le suceden Las Clavellinas en Camagüey y los independentistas de Las Villas La casa de Mendive le permite conocer el desarrollo de los acontecimientos y comienza a manifestar su total apoyo a la contienda a través de su pluma. Así aparece su soneto ¡10 de Octubre!.

El 19 de enero de 1869, apenas trascurridos 90 días del Alzamiento de La Demajagua, aprovechando la coyuntura creada por la llamada “Libertad de Prensa” decretada por el entonces Capitán General en la Isla, Domingo Dulce Garay, edita junto a su amigo Fermín Valdés Domínguez, un pequeño periódico, de reducida tirada, El Diablo Cojuelo reconocida como una de sus primeras manifestaciones en prosa contra el régimen colonial y a favor de la independencia. Cuatro días más tarde, en el primer y único número de su periódico, La Patria Libre, aparece Abdala:

¡Nubia venció! Muero feliz: la muerte poco me importa, pues logré salvarla(…)
¡Oh, que dulce es morir cuando se muere luchando audaz por defender la patria!

Juventud

En octubre de 1869, un nuevo cambio de domicilio familiar permite ubicar a la familia Martí – Pérez en la calle San Rafael No. 55. El día cuatro de este mismo mes, una escuadra de Voluntarios pasan frente a la casa de Fermín Valdés Domínguez, en Industria 122, (esquina a San Miguel) y consideran que los jóvenes allí presentes (entre ellos no se encontraban Martí ni Fermín) se han burlado de ellos. En la noche se produce un registro en dicha casa ocupándose una carta firmada por Martí y Fermín en la que tildan de apostata al condiscípulo Carlos de Castro y de Castro por alistarse al Cuerpo de Voluntarios y pelear contra su patria. Por esta causa son detenidos esa noche: Fermín y Eusebio Valdés Domínguez y más tarde Manuel Sellén, Atanasio Fortier y Santiago Balbín por faltas contra el Cuerpo de Voluntarios del Batallón de Ligeros y el día 21 de octubre, José Martí, a quien califican como «un enemigo declarado de España». Todos resultan acusados de infidencia. Días después son liberados Fortier, Sellén, Balbín.

Durante el Consejo de Guerra al que son sometidos cinco meses más tarde (4 de marzo de 1870), Martí sostiene con ejemplar valentía la responsabilidad única como autor de la mencionada carta la cual Fermín defendía como suya, argumentando que la letra de ambos era muy parecida. Por decisión unánime del tribunal es condenado el joven José Julián a seis años de presidio y trabajo forzado; Fermín Valdés Domínguez a seis meses de arresto mayor en la Fortaleza de La Cabaña; el hermano Eusebio y Atanasio Fortier al destierro y sobreseída la causa de Sellén y Balbín. Exactamente un mes después, el 4 de abril de 1870, consta en la documentación oficial de la Cárcel de La Habana, es trasladado al Presidio Departamental para cumplir la condena impuesta. Martí en su obra El presidio político en Cuba escribe:

Era el 5 de abril de 1870. Meses hacía que había yo cumplido diecisiete años. Mi patria me había arrancado de los brazos de mi madre, y señalado un lugar en su banquete. Yo besé sus manos y las mojé con el llanto de mi orgullo, y ella partió, y me dejó abandonado a mí mismo. Volvió el 5 severa, rodeó con una cadena mi pie, me vistió con ropa extraña, cortó mis cabellos, y me alargó en la mano un corazón. Yo toqué mi pecho y lo hallé lleno; toqué mi cerebro y lo hallé firme; abrí mis ojos y los sentí soberbios, y rechacé altivo aquella vida que me daban y que rebosaba en mí. Mi patria me estrechó en sus brazos, y me besó en la frente, y partió de nuevo, señalándome con la una mano el espacio y con la otra las canteras.

Ya en el Presidio Departamental le asignan el número 113, de la Primera Brigada de Blancos y es destinado a trabajar en las Canteras de San Lázaro. En parte del área que ocupaban estas canteras se encuentran hoy el Museo Fragua Martiana y su Rincón Martiano. Sus padres afligidos por la suerte de su querido hijo, inician una incesante lucha para lograr su excarcelación. En el mes de agosto, luego de más de ciento veinte días de sometimiento al más despiadado tratamiento por los carceleros y los brigadas de las canteras, sus padres logran que su hijo sea enviado a la cigarrería del penal y luego, encontrándose enfermo, lo trasladen a la fortaleza de La Cabaña para ser “…relegado a la Isla de Pinos” (hoy Isla de la Juventud) al serle conmutada la pena por el Capitán General, el 5 de septiembre gracias a las gestiones de sus padres que no encuentran otro consuelo para aliviar el sufrimiento de su hijo junto al de toda la familia y a las de José María Sardá y Girondella, catalán que tenía por entonces arrendadas las canteras. El 13 de octubre de 1870 arriba a la pequeña isla José Martí en calidad de deportado y sujeto a domicilio forzoso. Sardá toma bajo su protección al joven presidiario y lo lleva para su finca “El Abra”, cerca de Nueva Gerona, donde por primera vez Martí ejercerá como maestro, de las hijas de José María. En esos tiempos ya hay cerca de doscientos ochenta individuos que cumplían condena en la Isla de Pinos, pues desde 1806 esta tierra era utilizada también con estos fines. El 12 de diciembre, en respuesta a una nueva petición de Leonor Pérez al Capitán General, se le concede permiso para regresar a La Habana con el objetivo de marchar deportado a España. El 18 del último mes del año 1870, sale de Gerona hacia La Habana y el 21 le es expedido su pasaporte para el viaje el 15 de enero de 1871:

De aquí a 2 horas embarco desterrado para España. Mucho he sufrido, pero tengo la convicción de que he sabido sufrir. Y si he tenido fuerzas para tanto y si me siento con fuerzas para ser verdaderamente hombre, sólo a Vd. lo debo y de Vd. y sólo de Vd. es cuanto de bueno y cariñoso tengo.

Destierro

Se inicia la dolorosa vida en el destierro con la denuncia en el propio barco donde viaja, de las torturas, atropellos y crímenes a los eran sometidos sus compañeros de infortunio, señalando como uno de los más connotados responsables al Comandante del Presidio, teniente coronel Mariano Gil Palacios, quien forma parte de los pasajeros de esta embarcación. Ya en la capital española continúan sus acciones revolucionarias en favor de la independencia. Su estancia en Madrid le permite conocer las raíces del Sistema colonial y el desprecio de sus gobernantes al naciente pueblo cubano que se inmolaba en la manigua redentora. Solicita matrícula en la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Madrid como alumno de enseñanza libre. Sin embargo, un año más tarde, por el estado de salud en que se encuentra por las terribles condiciones a las que fue sometido en presidio, tiene que abandonar los proyectos.

A mediados del año 1871, sale a la luz pública en Madrid, Castillo y El Presidio Político en Cuba, dos contundentes denuncias de las condiciones infrahumanas a las que eran sometidos los cubanos condenados por las autoridades coloniales.

Esta última publicación, editada en España en 1871, revela a un joven de 18 años de edad que ya despunta como un brillante escritor comprometido con la independencia de su pueblo del coloniaje español. Un año más tarde circula en la capital española, ¡27 de Noviembre!:

«(…) Nosotros amamos más cada día a nuestros hermanos que murieron, nosotros no deseamos paz a sus restos, por que ellos viven en las agitaciones excelsas de la gloria, nosotros vertemos hoy una lágrima más a su recuerdo, y nos inspiramos para llorarlos en su energía y en su valor, ¡lloren con nosotros todos los que sientan! ¡Sufran con nosotros todos los que amen! ¡Póstrense de hinojos en la tierra, tiemblen de remordimiento, giman de pavor todos lo que en aquel tremendo día ayudaron a matar!»

El 11 de febrero de 1873 ante la abdicación del rey, el Senado y el Congreso se constituyen en Asamblea Nacional y se proclama la República Española. Cuatro días más tarde, termina de escribir La República Española ante la Revolución Cubana el que hace llegar a los miembros del nuevo gobierno. De manera explicita y con singular valentía señala en este documento el derecho inalienable de Cuba a ser independiente por ley de la voluntad irrevocable y necesidad histórica.

La firmeza de los criterios, sin embargo, le permiten diferenciar y esclarecer que la oposición y la lucha no es contra el español ni su pueblo, sino contra el sistema colonial imperante en Cuba.

Enfermo desde mediados de 1872 y después de haber sido operado dos veces de Sarcocele, producido por la cadena de presidiario, se ve obligado a aceptar la desinteresada y oportuna ayuda de su querido amigo, Fermín Valdés Domínguez, quien decide llevarlo a Zaragoza para que recupere su salud y pueda culminar sus estudios. Solicita su traslado para la Universidad de Zaragoza el 17 de mayo de 1873 con derecho a examen, aprobando once días más tarde las primeras asignaturas.

El 25 y 27 de junio de 1874, realiza con éxito los exámenes de bachiller en Artes en el Instituto de Zaragoza. El título acreditativo se le niega por no abonar el dinero correspondiente a los derechos que se cobran por este documento. Días más tarde, el 30 de junio, se gradúa de Licenciado en Derecho Civil y Canónico.

El 31 de agosto del mismo año, matricula en la Facultad de Filosofía y Letras, examinando todas las asignaturas entre finales de septiembre y octubre. El 24 de octubre de este año, alcanza el grado de Licenciado en Filosofía y Letras. Durante toda esta primera etapa como adolescente, no desmaya un sólo instante en su lucha a favor de la patria.

Luego de concluir los estudios a fines de 1874 viaja a Madrid y de ésta, a París desde donde a finales del mes de diciembre realiza la travesía Le HavreSouthamptonLiverpool, y el 2 de enero de 1875 a bordo del vapor Céltic, en tercera clase, emprende viaje de regreso al continente amado. El destino final: México, donde le esperan los seres queridos que no ve desde el mes de enero de 1871.

Viajes por América

La corta pero intensa etapa comprendida entre estos años constituye, sin lugar a dudas, un período decisivo en la formación integral del Pensamiento latinoamericanista de José Martí. El 8 de febrero de 1875, arriba a Veracruz, México, a bordo del vapor City of Mérida y dos días más tarde, emprende viaje por vía férrea hacia la capital de este país, que según el propio Martí (…) siempre tuvo corazones de oro, y brazos sin espinas, donde se ampara sin miedo el extranjero. Fue allí donde se produjo el reencuentro con su familia, luego de un destierro que ya sobrepasaba los cuatro años. Una dolorosa noticia le espera al joven José Julián; su hermana Ana había fallecido el 5 de enero, mientras transcurría la travesía del trasatlántico Céltic, en que había embarcado desde Liverpool, rumbo a América.

Es México la tierra que le posibilitará conocer desde muy temprano, la tragedia de los aborígenes y despertar en él, un sincero amor y consideración por los indígenas del continente a los que considera con suficiente inteligencia y capacidad a juzgar por el desarrollo alcanzado en sus civilizaciones anteriores y sin los cuales no se podrá concebir el verdadero e integral progreso de la gran familia latinoamericana.

Hasta el 2 de enero de 1877 que radica en México, pública interesantes artículos y traducciones en la Revista Universal utilizando los seudónimos de Orestes y Anáhuac, donde expresa opiniones sobre el acontecer político y las dificultades por las que atraviesa el país, sobre temas relacionados con el arte y la literatura y muy en especial, en defensa de las luchas por la libertad de nuestras tierras de América.

El 19 de diciembre de 1875 el teatro Principal, estrena con gran aceptación, su proverbio, Amor con amor se paga. Participa en la fundación de la Sociedad Alarcón, junto a destacados intelectuales mexicanos y la Sociedad Hidalgo le acoge como uno de sus miembros, instituciones en las que se agrupan reconocidos escritores, poetas, críticos y periodistas.

Colabora con el periódico El Socialista, órgano del Gran Circulo Obrero de México, organización de carácter liberal y reformista. El 4 de junio de 1876 la sociedad Esperanza de Empleados del Distrito Federal, lo designa delegado al Congreso Obrero recientemente inaugurado en la capital.

La tierra azteca reserva para el joven Martí encuentros inolvidables. Apenas llegado, Juan de Dios Peza le presenta a Rosario de la Peña y Llerena, una mujer que por su personalidad y belleza cautiva a poetas y escritores que han convertido el hogar de la joven en un espacio de obligada concurrencia. A sus encantos no escapa José Julián:

ROSARIO
En ti pensaba yo, y en tus cabellos
Que el mundo de la sombra envidiaría,
Y puse un punto de mi vida en ellos
Y quise yo soñar que tú eras mía.(…)

A fines de 1875 otra joven toca a las puertas de un corazón en busca de amor: Carmen Zayas-Bazán e Hidalgo; una hermosa camagüeyana que se convertiría en su esposa el 20 de diciembre de 1877, tras contraer nupcias en la Catedral Metropolitana, según consta en acta matrimonial[2], luego de haber cumplido con los trámites religiosos. Años más tarde, nace su hijo José Francisco.

El juego ciencia encuentra en él a un participante apasionado. El 24 de octubre de 1876 la revista especializada de ajedrez, La Estrategia Mexicana, difunde y comenta la partida que ha perdido con el niño Andrés Leudovico Viesca, quien con apenas siete años mantiene en vilo a los amantes de este deporte.

Ante la caída del gobierno legítimo de México y la presencia del General Porfirio Díaz que ya ha penetrado con sus tropas en la capital, Martí denuncia en El Federalista este asalto armado al poder constituido y se ve obligado a abandonar tan querida tierra.

Ahora, bajo el seudónimo de Julián Pérez conformado por los segundos nombre y apellido y con el riesgo exponerse a la más elevada pena por violar su estatus de desterrado político, sale de Veracruz con destino a La Habana a la que arriba el 6 de enero de 1877 con el propósito de gestionar condiciones mínimas de subsistencia para su familia. Luego de una corta estancia en el país, retorna a México el 24 de febrero, para dirigirse a Guatemala a la que llega en los primeros días del mes de abril, con cartas de recomendación que le ha proporcionado José Mariano Domínguez, padre de su amigo Fermín.

A los pocos días llegar a la tierra del quetzal, el patriota cubano José María Izaguirre, lo acoge como un miembro más del claustro de la Escuela Normal a cargo de los cursos de literatura y ejercicios de composición.

En el mes de mayo de 1877 es nombrado catedrático de Literatura Francesa, Inglesa, Italiana y Alemana y de Historia de la Filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional e imparte más tarde, de manera gratuita, clases de composición en la Academia de Niñas de Centroamérica.

Entre las alumnas se encuentra la señorita María García Granados, hija del general Miguel García Granados, a la que dedicaría dieciséis años más tarde, uno de los más bellos poemas de amor que sería mundialmente conocido como: La niña de Guatemala.

Una intensa vida política e intelectual desarrolla Martí. Por su creciente prestigio como hombre de letras el gobierno guatemalteco le solicita un análisis de uno de los más importantes documentos de carácter jurídico, lo que da lugar a la publicación de su artículo: Los Códigos Nuevos, en el que sostiene con valentía las diferencias de criterios con el documento original y con posterioridad, también a través de una solicitud, el drama indio Patria y Libertad, en el que denuncia la situación reinante en los países de América del Sur y su decisión inquebrantable de luchar por la independencia.

La desconocida y delicada situación que aprecia en América Latina despierta en él la necesidad de que el mundo conozca de su historia, sus tradiciones y costumbres y así nace la revista Guatemala que publica en febrero de 1878 el Periódico El Siglo XIX, de México. Con el propósito de contraer nupcias con la señorita Carmen Zayas-Bazán e Hidalgo, hija del abogado cubano Francisco Zayas Bazán y de la señora Isabel Hidalgo, viaja a México y el 20 de diciembre de 1877 contrae matrimonio. Días más tarde emprende una azarosa luna de miel con rumbo a Guatemala. En abril de 1878 es admitida la renuncia a las clases de la Escuela Normal, presentada como protesta por la injusta deposición del director José María Izaguirre.

El 10 de mayo de 1878, el redoble de las campanas anuncian una novedad que estremece a toda Guatemala y cala profundamente el corazón José Martí: la joven María García Granados ha muerto y su desaparición física ha sumido al pueblo en un doloroso duelo. Poco después, otra infortunada e inesperada noticia conmueve al joven Martí quien no encuentra causa que justifique la información y el contenido de lo pactado en el Zanjón. Su intuición patriótica le impide aceptar que los cubanos se hayan cansado de luchar por la independencia y ante la disyuntiva de tener que abandonar Guatemala por la situación interna que le han creado a su alrededor; trasladarse a otro país junto a Carmen para recomenzar su vida y los sucesos que han dado al traste con la independencia de su patria, decide marchar a Cuba para comprobar personalmente el alcance de lo ocurrido.

El 6 de julio le escribe a Manuel Mercado:

(…) ¿He de decir a Vd. cuánto propósito soberbio, cuánto potente arranque hierve en mi alma? ¿ que llevo mi infeliz pueblo en mi cabeza, y que me parece que de un soplo mío dependerá en un día su libertad? (…) No a ser mártir pueril; -a trabajar para los míos, y a fortificarme para la lucha voy a Cuba. –Me ganará el más impaciente, no el más ardiente. –Y me ganará en tiempo: no en fuerza y arrojo.

Entre fines de julio y agosto se dirige a Honduras para abordar el vapor Nuevo Barcelona que lo llevará a su querida y entrañable patria.

Ya en suelo cubano, continúa siendo víctima del poder colonial quien le impide ejercer como abogado por no tener el título que lo acredita como licenciado en Derecho Civil y Canónico, a pesar de que ante las autoridades competentes ha presentado la certificación de estudios cursados en la metrópoli. Los bufetes de Nicolás Azcárate (San Ignacio No. 55) y más tarde el de Miguel F. Viondi, (Empedrado No. 2, esquina a Mercaderes) lo acogen como pasante y le permiten realizar trabajos relacionados con la especialidad. En este último encuentra el espacio adecuado para realizar sus labores conspirativas junto a Juan Gualberto Gómez.

El 22 de noviembre de 1878 nace su hijo José Francisco al que cariñosamente llamaría Pepe, a quien en 1881 le dedicara su primer libro de versos: Ismaelillo. La Sección de Literatura del Liceo de Guanabacoa lo elige secretario el 15 de enero de 1879 donde desarrolla una incesante labor política al igual que en el Liceo Artístico y Literario de Regla donde es admitido quince días más tarde.

Entre las múltiples actividades políticas y culturales en las que participa se destacan los discursos pronunciados en el banquete que ofrece a sus amigos Manuel Márquez Sterling en los altos del Café El Louvre en rechazo a las posiciones Autonomistas; el homenaje al poeta Alfredo Torroella y al violinista Rafael Díaz Albertini

Quiero no recordar lo que he oído y no concebí nunca se dijera delante de mí, representante del Gobierno español: voy a pensar que Martí es un loco (…) pero un loco peligroso.

El 17 de septiembre es detenido en su casa (Amistad No. 42 entre Neptuno y Concordia). Se le acusa de conspirar con Juan Gualberto Gómez y otros luchadores independentistas; el gobierno español intenta presionarlo a declarar a favor de España.

¡Martí no es de raza vendible!

Se produce entonces su segunda deportación de Cuba. En el Periódico Patria, publica el 21 de mayo de 1892, un póstumo homenaje al abogado Francisco Agramonte y al rememorar aquellos días recuerda:

La Habana llenó la cárcel del cubano previsor, le enseñó toda su alma valiente, le ofreció su bolsa rica, que el preso no quiso aceptar, rompió las copas en silencio al decirle al preso adiós (…) y al desembarcar un preso habanero, en aquella época de paz, en la cárcel de Santander, ¡halló lleno un cuarto de la cárcel de cubanos llagados, heridos, tísicos, febriles, miserables, incultos a quienes en Cuba acababan de prender, y mandaban a pie a Ceuta, en los meses mismos del ajuste del Zanjón! [3]

Al día siguiente el Ministro de Ultramar cursa órdenes para que el joven cubano sea enviado a la prisión ubicada en la colonia africana de Ceuta, lo que no logra materializarse al concedérsele libertad bajo fianza y luego anularse dicha disposición por el propio gobierno. Luego de burlar la vigilancia española logra escapar a Francia desde donde viajará a los Estados Unidos.

Organizador de la Guerra Necesaria

Estancia en Nueva York

El 3 de enero de 1880, próximo a cumplir los veintisiete años de edad, arriba José Martí a Nueva York. Desde su llegada entabla relaciones con importantes personalidades y patriotas que resultarán decisivas para lograr sus anhelados propósitos. Ya el día 9 del propio mes, por acuerdo unánime del Comité Revolucionario Cubano radicado en esta ciudad se le nombra vocal de esta destacada organización patriótica.

Techo, comprensión, colaboración y abrigo encuentra en la casa de Manuel Mantilla y Carmen Miyares. El hogar de esta familia cubana identificada plenamente con las luchas de nuestra independencia resultará el ambiente propicio para desarrollar en silencio la obra redentora.

Comienza una intensa labor de propaganda y de unidad de las fuerzas revolucionarias en el exterior. El joven Martí es invitado a dirigirles la palabra a sus patriotas emigrados. El 24 de enero de 1880 pronuncia su primer discurso en Steck Hall. Su profunda valoración de lo ocurrido en la pasada contienda y sus emotivas palabras que anuncian una nueva etapa revolucionaria, hacen vibrar el corazón de quienes no han aceptado la paz sin la independencia:

Los grandes derechos no se compran con lágrimas, -sino con sangre. Las piedras del Morro son sobrado fuertes para que las derritamos con lamentos, -y sobrado flojas para que resistan largo tiempo a nuestras balas. -¿Qué porvenir sombrío el de nuestra tierra si abandonamos a su esfuerzo a los bravos que luchan, y no nos congregamos para auxiliar, con la misma presteza y alientos con que se congregan ellos para combatir! (…) ¡Movéos y contentáos, muertos ilustres! –Antes que cejar en el empeño de hacer libre y próspera a la patria, se unirá el mar del Sur al mar del Norte, y nacerá una serpiente de un huevo de águila.

Diferentes Medios de prensa comienzan a hacerse eco de los postulados y las ideas que enarbola el recién llegado. Su magnetismo y carisma personal se apodera rápidamente de los corazones de veteranos luchadores y de los pinos nuevos. Su talento y hermosa prosa lo convierten en un periodista al que importantes medios de prensa le ofrecen sus páginas y le solicitan su colaboración.

El 26 de marzo de 1880, al partir la expedición del General Calixto García hacia Cuba, asume Martí la alta responsabilidad de conducir en calidad de presidente interino, el Comité Revolucionario Cubano, funciones que realiza hasta el 16 de junio en que asume dicha responsabilidad José Francisco Lamadriz.

Luego de poco más de seis meses de separación, el 3 de marzo se produce el reencuentro con su esposa y José Francisco, en Nueva York, con quienes puede compartir su vida personal por espacio de siete meses. Carmen decide regresar a La Habana. La entrega a la causa de la Revolución le impide a Martí dedicar a la familia el tiempo que reclama su esposa, quien no logra comprender la devoción de este por la libertad de su pueblo y el deber y la misión que Pepe, como cariñosamente le llamara, ha asumido ante historia patria. De esta manera, el 21 de octubre de 1880, ambos regresan a Cuba.

El 28 de noviembre del propio año nace María Mantilla, hija de Manuel Mantilla y Carmen Miyares, criatura que se convertirá con el pasar de los años en la niña idolatrada de Martí, cuyo retrato llevaría en su pecho el Maestro en los campos de Cuba libre, como un escudo protector contra balas.

Estancia en Venezuela

Se inicia el año 1881 para Martí con la decisión de probar suerte en Venezuela. El 21 de enero ya se encuentra en Caracas, la Jerusalén de los americanos, como él la llamara, y al anochecer

(…) sin sacudirse el polvo del camino, no preguntó dónde se comía ni se dormía, sino cómo se iba adonde estaba la estatua de Bolívar(…)

Imparte clases de Gramática francesa y Literatura en el colegio de Santa María, que dirige Agustín Aveledo y posteriormente se desempeña como profesor de literatura en el Colegio Villegas, donde establece la cátedra oratoria. Colabora con el periódico La Opinión Nacional de Caracas, utilizando como seudónimos M. de Z. en sus primeros trabajos. Funda más tarde la Revista Venezolana cuyo primer y único volumen sale a luz pública el 1 de julio de 1881 con sus treinta y dos páginas escritas por José Martí. En esta revista expone ideas que constituyen una manifestación de renovación literaria en Hispanoamérica. Desde su arribo a la tierra del Libertador, ha logrado establecer amistad con el venezolano Cecilio Acosta, sobre la muerte de este ilustre venezolano plantea:

Ha muerto un justo: Cecilio Acosta ha muerto. Llorarlo fuera poco. Estudiar sus virtudes e imitarlas es el único homenaje grato a las grandes naturalezas y digno de ellas. Trabajó en hacer hombres; se le dará gozo con serlo. ¡Qué desconsuelo ver morir, en lo más recio de la faena, a tan gran trabajador!

Sus manos, hechas a manejar los tiempos, eran capaces de crearlos. Para él el Universo fue casa; su Patria aposento; la Historia, madre; y los hombres hermanos(…)[4]

La ira del general presidente, estalla. Ante la firmeza de principios del cubano y el elogio a su conjurado enemigo personal, el 27 de julio, le ordena directamente a través de su edecán, abandonar la patria de Simón Bolívar

(…) los ideales enérgicos y las consagraciones fervientes no se merman en un ánimo sincero por las contrariedades de la vida. De América soy hijo: a ella me debo. Y de la América, a cuya revelación, sacudimiento y fundación urgente me consagro, ésta es la cuna; ni hay para labios dulces, copa amarga; ni el áspid muerde en pechos varoniles; ni de su cuna reniegan hijos fieles. Déme Venezuela en qué servirla: ella tiene en mí un hijo.[5]

Regreso a Nueva York

A bordo del Vapor Claudius llega a Nueva York el 10 de agosto de 1881 con un objetivo central totalmente definido: organizar la denominada Guerra Necesaria. En estos largos y trascendentales años de su vida, su figura alcanza una dimensión que sobrepasa las fronteras del continente americano. Resaltan en todo su esplendor sus brillantes dotes como periodista, literato, poeta, diplomático, maestro y sociólogo. Nada escapa a su pluma del desarrollo de la sociedad norteamericana y nadie logra como él, vislumbrar las secuelas escondidas tras la explotación desmedida de los monopolios, la impetuosa y excesiva acumulación de riqueza en manos capitalistas y la critica situación de miseria y abandono en que se encuentran sumidos el indio y el obrero americano.

Describe con bellos matices los méritos y logros de este industrializado país, la vida de sus hombres ilustres y los aciertos y desaciertos de su política interna y externa. Con sentido realista alerta sobre los peligros que el egoísmo y la violencia van engendrando en una sociedad que trae en sus entrañas un naciente y pujante imperio.

A pocos días de la llegada inicia las colaboraciones con La Opinión Nacional, de Caracas; un año más tarde con La Nación, de Buenos Aires y posteriormente con La América, de Nueva York, El Partido Liberal de México, y La República de Honduras.

Incansable resulta su incesante labor revolucionaria. A mediados de 1882 solicita a los generales Gómez y Maceo sus opiniones acerca del trabajo revolucionario que ha emprendido.

Su labor como diplomático, la inicia en mayo de 1884, al asumir las funciones de cónsul interino de la República Oriental del Uruguay, en ausencia de Enrique Estrázulas, cargo al que se ve precisado a renunciar meses más tarde para evitar que España pueda acusar a este hermano país de brindarle apoyo a su labor conspirativa por la independencia cubana. De especial significación y trascendencia resultan las entrevistas sostenidas en Nueva York con los generales Gómez y Antonio Maceo, quienes defienden un proyecto independentista al que se ha sumado el Maestro. En su carta a Máximo Gómez de fecha 20 de octubre de 1884, luego de una profunda meditación, le comunica su decisión de abandonar esa causa y se pronuncia contra el inicio de una guerra revolucionaria improvisada, sin una adecuada preparación de sus objetivos y una previa y sincera declaración pública de los principios que animan a los servidores heroicos que la convocan. Le argumenta al querido General, las razones y conveniencia de renunciar a este propósito que estaría desde sus inicios condenado al fracaso.

Yo tuve puesto en mi padre un orgullo que crecía cada vez que en él pensaba. Por que a nadie le toco vivir en tiempos más viles ni nadie a pesar de su sencillez aparente salió más puro en pensamiento y obra, de ellos.
¡Jamás, José, una protesta contra esta austera vida mía que privó a la suya de la comodidad de la vejez!

Por sus sobresalientes cualidades que ya lo distinguen entre los más destacados servidores del continente, el 16 de abril de 1887, es nombrado Cónsul General de la República Oriental del Uruguay en Nueva York. Una profunda alegría recorre su cuerpo cuando a fines de noviembre de ese año su madre le estrecha entre sus brazos al llegar a Nueva York y recibe de sus manos el anillo con la palabra CUBA impresa en grandes letras, encargo realizado por él a su amigo Agustín de Zéndegui y realizado con un eslabón del grillete que llevara en presidio.

El 16 de marzo de 1889, The Manufacturer, de Filadelfia, publica el articulo ¿Queremos a Cuba? en el que de una manera abierta y mal intencionada insulta y ofende a Cuba. Días más tarde, The Evening Post, se hace eco del mencionado insulto. Ofendida la dignidad del pueblo cubano no se hace esperar la rápida y contundente respuesta de quien lleva en sí el decoro de muchos hombres. Vindicación de Cuba, constituirá una riposta ejemplar que publica en este último diario neoyorquino, el 25 de marzo de 1889:

No somos los cubanos ese pueblo de vagabundos míseros o pigmeos inmorales que a The Manufacturer le place describir; ni el país de inútiles verbosos, incapaces de acción, enemigos del trabajo recio, que, junto con los demás pueblos de la América española suelen pintar viajeros soberbios y escritores. Hemos sufrido impacientes bajo la tiranía; hemos peleado como hombres, y algunas veces como gigantes para ser libres; estamos atravesando aquel período de reposo turbulento, lleno de gérmenes de revuelta, que sigue naturalmente a un período de acción excesiva y desgraciada; tenemos que batallar como vencidos contra un opresor que nos priva de medios de vivir, y favorece, en la capital hermosa que visita el extranjero, en el interior del país, donde la presa se escapa de su garra, el imperio de la corrupción tal que llegue a envenenarnos en la sangre las fuerzas necesarias para conquistar la libertad. Merecemos a la hora de nuestro infortunio, el respeto de los que no nos ayudaron cuando quisimos sacudirlo.

Los meses de julio, agosto, septiembre y octubre de 1889 serán testigos de la circulación limitada de una revista única en su género, La Edad de Oro, editada por A. Da Costa Gómez, amigo del Maestro. Llena de ternura y amor por los niños y de gran valor formativo para las nuevas generaciones latinoamericanas, una revista diseñada para:

(…) conversar una vez al mes, como buenos amigos, con los caballeros de mañana, y con las madres de mañana; para contarles a las niñas cuentos lindos con que entretener a sus visitas y jugar con sus muñecas; y para decirles a los niños lo que deben saber para ser de veras hombres.

Una amena e interesante publicación que les permite a niños crecer con una cultura útil para la vida y para la patria, de los episodios narrados en La Ilíada de Homero, y otros cuentos que forman parte de la cultura nacional:

(…) A unos nos ha echado aquí la tormenta; a otros, la leyenda; a otros, el comercio; a otros la determinación de escribir, en una tierra que no es libre todavía, la última estrofa del poema de 1810; a otros les mandan vivir aquí, como su grato imperio, dos ojos azules. Pero por grande que esta tierra sea, en que nació Lincoln, para nosotros, en el secreto de nuestro pecho, sin que nadie ose tachárnoslo ni nos lo pueda tener a mal, es más grande, porque es la nuestra y porque ha sido más infeliz, la América en que nació Juárez.

El 24 de julio de 1890 es nombrado Cónsul de la República Argentina en Nueva York y seis días más tarde del Paraguay en la misma ciudad. El 23 de diciembre el gobierno de Uruguay lo designa su representante en la Comisión Monetaria Internacional. A estos países los representará dignamente hasta octubre de del año siguiente en que renuncia, para poderse dedicar por entero, a las tareas de la independencia y para no comprometer en dicho propósito a estos pueblos hermanos.

Se inicia el año 1891 con la publicación del ensayo Nuestra América, en la Revista Ilustrada de Nueva York, que por el profundo contenido latinoamericano y hermosa prosa, reedita el periódico El Partido Liberal, de México, treinta días más tarde.

En abril, arriban a Nueva York su esposa Carmen Zayas-Bazán junto a su hijo José Francisco que se encuentra próximo a cumplir los trece años de edad. Cuatro meses más tarde, de manera sorpresiva e inusual y en estrecha relación con Enrique Trujillo, solicita, a través de este, al Consulado Español en esa ciudad, despacharan sus pasaportes con la mayor urgencia posible hacia La Habana. La noticia, la forma oculta de los hechos y el desleal servicio del periodista y propietario de El Porvenir, conmueven al Maestro, quien jamás los volverá a ver y le retira su amistad al indigno compañero.

En agosto son editados los Versos Sencillos, los que salieron de su alma angustiada en las montañas de Catskill, en agosto del año anterior, cuando el médico le indicó el necesario reposo para recuperar su salud seriamente afectada, más el solo piensa en la libertad de su patria. Los resultados de una sostenida labor de propaganda y a favor de la unidad de los cubanos han posibilitado intensificar toda la labor de organización revolucionaria para la creación del partido. Pronuncia diversos e importantes discursos entre los que se destacan el ofrecido en el Liceo Cubano de Tampa el 26 de noviembre de 1891, en el que convoca a todos sus compatriotas a poner:

(…) alrededor de la estrella, en la bandera nueva, esta fórmula del amor triunfante: Con todos, y para el bien de todos, uno de cuyos principios enunciados forma parte hoy de nuestra Constitución (…) yo quiero que la ley primera de nuestra república sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre.

Mensaje de aliento y llamado a la unidad de todos los compatriotas que viven en el exilio lo es el discurso conocido por Los Pinos Nuevos, que un día después, pronuncia en conmemoración del vigésimo aniversario del Fusilamiento de los ocho estudiantes de Medicina:

Rompió de pronto el sol sobre un claro del bosque, y allí, al centelleo de la luz súbita, vi por sobre la hierba amarillenta erguirse, en torno al tronco negro de los pinos caídos, los racimos gozosos de los pinos nuevos: ¡Eso somos nosotros: pinos nuevos!

Le despiden al día siguiente los emigrados en un emotivo mitin, en el que dan a conocer públicamente las Resoluciones acordadas con él por los revolucionarios de Tampa, consideradas las bases del Partido Revolucionario Cubano.

Los albores de 1892 anuncian el advenimiento de importantes momentos históricos para el proceso revolucionario. A solo cinco días de iniciado el año en asamblea de representantes de la emigración son aprobados en Cayo Hueso, las Bases y los Estatutos secretos del Partido Revolucionario Cubano.

El 14 de marzo aparece el primer número de Periódico Patria, vocero de la emigración, con el propósito de intensificar la campaña de propaganda a favor de la independencia. Sobre el nacimiento del periódico escribe:

A la hora del peligro, para velar por la libertad, para contribuir a que sus fuerzas sean invencibles por la unión, y para evitar que el enemigo nos vuelva a vencer por nuestro desorden.

El ocho de abril al producirse las elecciones para integrar la máxima dirección del Partido Revolucionario Cubano, resulta elegido José Martí, Delegado; Benjamín Guerra, Tesorero y designado Gonzalo de Quesada y Aróstegui como Secretario. Dos días después como homenaje al vigésimo tercer aniversario de la Asamblea Constituyente de Guáimaro se proclama ante el mundo esta organización política. Expresan sus bases como objetivo esencial Partido: Preparar y ordenar la guerra para la independencia de Cuba y fomentar y auxiliar la de Puerto Rico y en sus Estatutos la estructura y procedimientos que lo rigen definiendo a los Clubes como agrupaciones de base de los afiliados a los Cuerpos de Consejo como órgano que agrupan a los Presidentes de Clubes de cada localidad. La pluma de Martí describe la importancia del PRC:

¡Bello es, cuando el peligro mayor del país en el trato áspero y apartado de sus habitantes, ver nacer un partido de revolución el día mismo en que proclamó la constitución democrática de la república!

El 10 de abril de 1892 queda proclamada la constitución del Partido Revolucionario Cubano. Su proyección ideológica enriquecida por catorce años de vida en las entrañas del monstruo le permite mostrarnos como:

el desdén del vecino formidable, que no la conoce, es el peligro mayor de nuestra América contra el que hay que andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes.

Su peregrinar revolucionario no se detiene. El 15 de septiembre el General Gómez acepta la jefatura máxima del brazo armado de la revolución. Importante y decisiva resulta su labor política en todos los rincones donde se albergan corazones cubanos; múltiples y constantes viajes dentro de la Unión americana y a los países de la región se ve obligado a realizar para lograr la unidad de pensamiento y acción imprescindibles para la victoria.

El 25 de diciembre de 1894 se han completado los detalles para dar inicio próximamente a la contienda. El conocido hoy, como Plan de Fernandina, había sido cuidadosamente preparado y consistía en llevar a la isla tres expediciones armadas en los vapores Amadís, Lagonda, y Baracoa. Una costosa indiscreción del Coronel López Queralta, traicionando la confianza extrema en él depositada por Martí, abortaba dicho proyecto y ponía en sobre aviso a las autoridades norteamericanas, ocupando las embarcaciones y el armamento adquirido gracias al aporte voluntario de todos los trabajadores y patriotas de la emigración. Estas acciones de los Estados Unidos, formaban parte de su estrategia política de entorpecer todas las expediciones de apoyo a las fuerzas patrióticas en la Isla y en apoyo a España, potencia amiga con la que mantenían estrechas relaciones.

Se había infringido un golpe demoledor al proyecto martiano. El Apóstol no se desalienta de tan infame revés de la Revolución que pujaba por nacer, no permite que se apodere el derrotismo de los patriotas de Cuba y del exilio. Había que evitar a toda costa que se pudieran sentir defraudados de los máximos organizadores de la contienda que se avecinaba y se lesionara el espíritu revolucionario y la unidad lograda. Recuperado de la adversidad, trasmite a Juan Gualberto Gómez su decisión inquebrantable:

Inmediatamente por distinto rumbo, la labor de que la cobardía de un hombre ha asesinado.

Han trascurrido sólo 17 días del abortado Plan de Fernandina, se hace imprescindible una enérgica y certera decisión sobre el rumbo que deben tomar los acontecimientos. El 29 de enero de 1895, el Delegado firma junto al General José María (Mayía) Rodríguez con autoridad y poder expreso del General en Jefe y el Comandante Enrique Collazo, quien da fe de la conformidad de los patriotas de la Isla, la Orden de Alzamiento la que cursa a Juan Gualberto Gómez, representante del Partido Revolucionario Cubano en Cuba.

El 30 de enero parte de Nueva York en el vapor Athos, rumbo a República Dominicana para encontrase con el Generalísimo que le espera ansioso para conocer en detalles lo ocurrido en Fernandina. Dadas las instrucciones y autorizándose el levantamiento los representantes de la Revolución en la Isla, fijan el domingo 24 de febrero de 1895 para reiniciar las hostilidades frente a España, confirmación que recibe Martí por cable desde La Habana con las palabras convenidas: «Aceptados Giros», cuando ya se encontraba en Montecristi en los preparativos para incorporarse a los campos de Cuba libre.

Guerra Necesaria

El 25 de marzo de 1895, redacta y luego firma con el General Gómez, El Manifiesto de Montecristi, documento político de trascendencia continental en el que se reiteran ante el mundo los objetivos y propósitos del Partido Revolucionario Cubano y los principios que animan la nueva guerra contra el colonialismo español y por la independencia nacional, en el que se llama al combate a todos los elementos de la sociedad cubana.

Este mismo día, escribe a su entrañable amigo, Federico Enríquez y Carvajal y le expone su decisión de entregarse por entero y participar directamente en la contienda, con el mismo coraje, dedicación y esfuerzo con que evocó y organizó la guerra.

El día 2 de abril ya se encuentra en la isla Gran Inagua, procedente de Montecristi, junto al generalísimo Máximo Gómez, el coronel Francisco Borrero, el brigadier Ángel Guerra, el teniente César Salas y el dominicano Marcos del Rosario quienes arribaron a bordo de la goleta Brothers, viéndose obligados días más tarde a regresar a Cabo Haitiano al negarse el capitán de la misma a cumplir lo pactado con Martí. El 10 de abril:

Salimos del Cabo. – Amanece en Inagua. – Izamos velas. 11.- bote. Salimos a las 11. Pasamos (4) rozando a Maisí, y vemos la farola. Yo en el puente. A las 7 ½, oscuridad. Movimiento a bordo. Capitán conmovido. Bajan el bote. Llueve grueso al arrancar. Rumbamos mal. Ideas diversas y revueltas en el bote. Más chubasco. El timón se pierde. Fijamos rumbo. Llevo el remo de prueba. Salas rema seguido. Paquito Barrero y el General ayudan de popa. Nos ceñimos los revólveres. Rumbo al abra. La luna asoma, roja. Bajo una nueve. Arribamos a una playa de piedras. La Playita (al pie de Cajobabo). Me quedo en el bote el último vaciándolo. Salió. Dicha grande. Viramos el bote, y el garrafón de agua. Bebemos Málaga. Arriba por piedras, espinas y cenegal. Oímos, y preparamos, cerca de una talanquera. Ladeando un sitio. Llegamos a una casa. Dormimos cerca. Por el suelo.

Se inician agotadísimas jornadas. La sorpresa de los viejos combatientes, acostumbrados al escalamiento de las altas montañas, al sereno, a la frialdad de la noche, al sol abrasador, a la lluvia y a los peligros de la guerra, se sorprenden de la firmeza y la resistencia, sin una sola queja, del Delegado, no acostumbrado a estas dificilísimas faenas.

(…)al caer la tarde, en fila la gente, sale á la cañada el Gral., con Paquito, Guerra y Ruenes. “¿Nos permite á los 3 solos? Me resigno mohino. ¿Será algún peligro? Sube Ángel Guerra, llamándome, y al Cap. Cardoso. Gómez, al pie del monte, en la vereda sombreada de plátanos, con la cañada abajo, me dice, bello y enternecido, que aparte de reconocer en mí al Del., el Ejército Libertador, por él su jefe, electo en consejo de jefes, me nombra Mayor General. Lo abrazo. Me abrazan todos”.

“La noche bella no deja dormir. Silva el grillo; el lagartijo quiquiquea, y su coro le responde; aún se ve, entre la sombra, que el monte es de cupey y de paguá, la palma corta y espinuda; vuelan despacio en torno las animitas; entre los ruidos estridentes, oigo la música de la selva, compuesta y suave, como de finísimos violines; la música ondea, se enlaza y desata, abre el ala y se posa, titila y se eleva, siempre sutil y mínima. Es la mirada del son fluido: ¿qué alas rozan las hojas? ¿qué violín diminuto, y oleadas de violines, sacan son, y alma, a las hojas? ¿qué danza de almas de hojas?”

Redacta instrucciones, despacha correspondencia, arenga a las tropas que lo aclaman de corazón como presidente, escribe la histórica carta manifiesto dirigida al New York Herald que firma junto al General Gómez. El 5 de mayo junto al general Gómez, va al encuentro del General Antonio Maceo que los ha citado para el ingenio La Mejorana

“(…)Mantengo, rudo: el Ejército, libre, -y el país, como país y con toda su dignidad representado. Muestro mi descontento de semejante indiscreta y forzada conversación, a mesa abierta, en la prisa de Maceo por partir. Que va a caer la noche sobre Cuba, y va de andar seis horas. Allí, cerca, están sus fuerzas: nos llevará a verlas”

Sobre la estrategia de la guerra las tres grandes figuras mantienen una idéntica posición, así como en la decisión de organizar la invasión a occidente. Maceo finalmente queda al mando de todo Oriente y Gómez y Martí continuaran rumbo a Camagüey para extender la guerra hacia occidente. Días más tarde, llegan a Baraguá, el lugar de la honrosa protesta, y se recuerda por un práctico el desarrollo de la famosa entrevista y la digna y firme posición del Titán de Bronce. El 9 de mayo, cuatro días después de La Mejorana, desde Altagracia, Holguín:

(…) Vamos a Masó, venimos de Maceo. ¡Que entusiasta revista la de los 3000 hombres de a pie y a caballo que tenía a las puertas de Santiago de Cuba! Qué erguido en su hermoso caballo el valiente Rabí! ¡Qué lleno de triunfos y de esperanzas Antonio Maceo. (…) Les hubiera enternecido el arrebato del Campamento de Maceo y el rostro resplandeciente con que me seguían de cuerpo en cuerpo los hijos de Santiago de Cuba

El 17 de mayo:

Gómez sale con 40 caballos, á molestar el convoy de Bayamo. Me quedo, escribiendo con Garriga y Feria que copian las Instrucciones Generales a los Jefes y Oficiales: -conmigo doce hombres, bajo el Tte. Chacón, con tres guardias, a los tres caminos (…)

Aprovechando que el 18 de mayo el General Gómez, continúa tras la tropa española de la que ha tenido noticias se mueve persiguiéndolo a él y al resto de sus compañeros, escribe Martí la conocida carta a su amigo Manuel Mercado, que quedaría inconclusa al producirse ese mismo día en el campamento, el esperado encuentro con el general Bartolomé Masó

Campamento de Dos Ríos, 18 de mayo de 1895. Señor Manuel Mercado:

Mi hermano queridísimo: Ya puedo escribir: ya puedo decirle con qué ternura y agradecimiento y respeto lo quiero, y a esa casa que es mía, y orgullo y obligación: ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber –puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo – de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso. En silencio ha tenido que ser y como indirectamente, porque hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas, y de proclamarse en lo que son, levantarían dificultades demasiado recias para alcanzar sobre ellas el fin (…)

Caída en combate

Es domingo 19 de mayo de 1895. Gómez se dirige hacia el campamento de Vuelta Grande, donde ya conoce que le espera su subordinado y apreciado amigo, el general Bartolomé Masó, junto al Delegado del Partido Revolucionario Cubano[6]. Al mediodía el campamento rebosa de alegría y optimismo luego de escuchar las emotivas palabras que los tres queridos jefes han pronunciado ante la tropa.

Poco después, la columna que dirige el Coronel español José Ximénez de Sandoval, compuesta por más de 600 efectivos, logra interceptar al campesino Carlos Chacón, quien proveniente del territorio mambí, había sido enviado en busca de artículos y comestibles para los hombres del Ejército Libertador. El soldado se acobarda y traiciona a los revolucionarios cubanos, e informa al jefe español de la presencia de Gómez, Martí y Masó. La columna continúa su avance hacia Las Bijas, en los potreros de Boca de Dos Ríos, donde el enemigo hace un alto para descansar desplegando estratégicamente a los hombres para defenderse ante un posible ataque mambí.

En el campamento una patrulla avisa de la presencia en los alrededores de una fuerte tropa enemiga. A la orden de Gómez, Masó al mando de trescientos jinetes sigue a la tropa del General. Martí marcha junto a los dos experimentados guerreros.

Al aproximarse al lugar, Gómez ordena enérgicamente a Martí que se quede atrás para salvaguardarlo del fuego enemigo. La vanguardia española es sorprendida por el primer ataque de Gómez y resulta abatida, situación esta que alerta al resto de la columna que responde con fuerza al nuevo ataque mambí, obligando a Gómez a tocar retirada.

Martí ya separado del grueso de las tropas, le ordena al joven Ángel de la Guardia marchar al frente y realizan un movimiento que los acerca a una sección de la columna española que oculta en la maleza espera a las tropas mambisas. Al percatarse de la presencia de dos únicos combatientes en el lugar, abren fuego. El bisoño teniente es derribado al ser impactado su caballo, mientras José Martí cae mortalmente herido.

El enemigo rápidamente se percata que ha ocasionado una importante baja a las tropas insurrectas a juzgar por las ropas que viste, (saco oscuro y pantalón claro, sombrero negro de fieltro tipo castor, calzado de borceguíes negros, al cuello el cordón de su revólver de cabo de nácar) sus documentos y la cantidad de dinero que lleva consigo. Se apoderan del cadáver y a pesar del esfuerzo que ponen las fuerzas de la tropa de Gómez, les resulta imposible rescatarlo.

Identificado el cadáver es atado a un caballo y conducido a Remanganaguas. Ximénez de Sandoval informa a su jefe inmediato en Santiago de Cuba el resultado de las acciones y con desprecio al cadáver del héroe caído, lo hace enterrar sin ataúd y semidesnudo, en una fosa abierta en la tierra. Con parte del dinero sustraído de sus bolsillos la soldadesca compra tabaco y aguardiente para celebrar la hazaña.

Ante tan terrible pérdida Gómez envía al ayudante, el alférez Ramón Garriga a entrevistarse con el jefe enemigo del que desconoce su nombre y grado militar y al que envía una carta personal para que le responda si Martí se encuentra prisionero, herido o de estar muerto, el lugar donde se encuentran sus restos. El valeroso mensajero es detenido pero logra escapar a una muerte segura. Aquella solicitud jamás fue contestada.

(…) Ha sido muerto el titulado presidente de la República Cubana, don José Martí, cuyo cadáver ha sido recogido e identificado, a pesar del empeño que en retirarlo mostraba el enemigo (…)

El mando español no quiere correr riesgos de confirmar una falsa noticia y de inmediato ordena al médico militar Pablo A. de Valencia se dirija a Remanganaguas para exhumar el cadáver, identificarlo y prepararlo para su traslado a Santiago de Cuba. El 23 de mayo se realiza la exhumación y colocado sus restos en un tosco ataúd[7]. Tres disparos han alcanzado su cuerpo[8]. Uno de ellos ha penetrado por el cuello con orificio de entrada debajo de la barba, del maxilar inferior, lado derecho, con salida por encima del maxilar superior, lado izquierdo cuyo labio se hallaba destrozado; el disparo que resulta mortal le penetra por la parte anterior del pecho, al nivel del puño del esternón, el cual resulta fracturado y un tercero en el tercio inferior del muslo derecho y hacia su parte inferior, según aparece en la autopsia que le realiza el Dr. Pablo Valencia días más tarde.

Al conocer las tropas mambisas del plan español, preparan diferentes emboscadas en el camino para intentar nuevamente recuperar el cadáver del Delegado, sin alcanzar resultado alguno.

Entierros

Artículo principal: Entierros de José Martí.

El 27 de mayo en horas de la mañana se procede al entierro de José Martí en el nicho 134 de la galería sur del Cementerio de Santa Ifigenia, cuyas palabras póstumas son pronunciadas por el Coronel Sandoval.

El 24 de febrero de 1907 sus restos son extraídos en ceremonia solemne y ahora depositados en una urna de metal en el propio nicho 134 ahora convertido en un pequeño panteón que sería conocido por el Templete, lugar donde reposarán hasta Septiembre de 1947 que son llevados al Retablo de los Héroes hasta que en Junio de 1951 son inhumados para ser depositados sus restos de manera definitiva en el nuevo mausoleo construido en el mismo lugar en este mismo cementerio.

Su caída en combate, frente al colonialismo español, de cara al sol, representó una irreparable pérdida para el desarrollo de la guerra pero su doctrina se convirtió para siempre en una fuente inagotable del pensamiento revolucionario de cubanos y latinoamericanos. 

http://www.ecured.cu/index.php/Jos%C3%A9_Mart%C3%AD

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