Hoy cumpliría 92 años de edad La reina del punto cubano. Celina González, nació el 16 de marzo de 1929, en el caserío La Luisa, entre Pedro Betancourt y Jovellanos en la provincia de Matanzas, Cuba.
A los cuatro años fue trasladada por su familia a la provincia de Santiago de Cuba. Su casa siempre fue como un guateque o alegre canturía; sus padres cantaban tonadas campesinas con voces muy bellas, y dos de sus hermanos tocaban el tres y el laúd. Desde muy joven fue simpatizante de la religión afrocubana Regla de Osha o Santería.
Desde pequeña Celina, siempre tuvo una voz clara, potente y rítmica. A mediados de los años 40 del siglo pasado conoció al guantanamero Reutilio Domínguez Terrero, un guitarrista espectacular y notable, segunda voz, formando con él en 1947 el famoso dúo de Celina y Reutilio.
Lamentablemente en 1964, el dúo se separó y Celina González comenzó su futura carrera como solista. Algunos años después, formó dúo con su hijo Reutilio Domínguez con el objetivo de rescatar parte del repertorio del antiguo dúo con Reutilio su esposo. Con él grabó en 1999 el disco 50 años como una reina, nominado en el 2001 al Grammy Latino.
Bajo el acompañamiento de los excelentes conjuntos típicos Campo Alegre, Los Montunos, Los Pinares y del popular programa de televisión Palmas y Cañas, bajo la dirección del notable laudista Miguel Ojeda, la carrera de Celina González como solista cada día fue en ascenso.
La diosa guajira, como también le llamaban, cantó junto a Benny Moré, Barbarito Diez, Nat King Cole y Pedro Vargas, entre otros grandes de la música. Su contagiosa música se internacionalizó triunfando también en Europa. Celina grabó dos discos de larga duración con los grupos Manguaré y Adalberto Álvarez y su son.
Lo interesante, desde el punto de vista musical, es que a pesar de la inclusión de percusiones y de ritmos diferentes, Celina nunca perdió su típico sabor campesino. El secreto de su popularidad estuvo siempre en haber sido fiel a sus orígenes y al pueblo que la vio nacer y sobre todo vivir. Celina González tenía el alma encantada por la música.