Para los lajeros es archiconocido el Toro Rosafé por encontrarse en el territorio el Centro Provincial de Inseminación Artificial que lleva su nombre.
El Toro Rosafé fue un ejemplar canadiense de la raza Holstein que el estado cubano compró en 1964 y fue asumido por la Empresa Ganadera Cubana para garantizar una raza criolla a través de cruces genéticos que fuera resistente a nuestro clima y altamente productora de carne y leche. Fue el ejemplar macho vacuno- padre con el cual se desarrolló la ganadería contemporánea cubana en la década de los 60.
Por su importancia histórica, el Señor Carey Linde de Canadá, abogado y gran amigo de Cuba, donó una escultura del Toro Rosafé, en bronce fundido, en tamaño natural, de 2 metros de alto por 3 de largo.
Con la donación de la escultura del Toro Rosafé, cuya creación se debe al artista Tomás Lara Franquis, se le rinde homenaje a la escultura Rita Longa y se reconoce el esfuerzo de Cuba por el desarrollo de la ganadería.
En estos momentos, la obra está en la Dirección del Consejo Asesor para el Desarrollo de la Escultura Monumentaria (CODEMA) y los donantes pretenden colocarla en un lugar de la capital del país de fácil acceso público, de preferencia en la Plaza Vieja.
Con la donación de la escultura del Toro Rosafé, se recuerda a uno de los vacunos mayores sementales de nuestro país y se estrechan las relaciones entre Cuba y Canadá.